Se ‘comieron’ la manzana prohibida, el árbol y hasta la serpiente…pa su mecha


No cabe duda que el presidente Peña Nieto no se distingue por ser un maestro en el manejo de los tiempos políticos, por lo general “llega tarde”.
El caso de lo ocurrido en Veracruz en los últimos años es un lacerante ejemplo: el mexiquense protegió hasta donde pudo a Duarte y compañía, ahora el daño causado es irreparable, o en el mejor de los casos, pasarán muchos años antes de volver a cierta normalidad en el quehacer cotidiano.
El ex gobernador de la entidad y un grupo de sus cómplices y/o ex colaboradores que potencialmente pueden ser expulsados del PRI, no servirán para lavar la cara del ex partidazo. Es una estrategia engaña bobos.
A todas luces se percibe que la decisión presidencial de poner orden en Veracruz, obedeció a una gran presión mediática, pues los crímenes de lesa humanidad cometidos por los presuntos culpables, no fueron de generación espontánea, fue una maquinación que duró, al menos, casi seis años.
Es imposible pensar que la SHCP y el SAT no hayan detectado las anomalías que fueron denunciadas por la Auditoría Superior de la Federación, la PGR también reaccionó con una lentitud pasmosa.
En fin, habrá que reconocer que por fin abandonaron la zona de confort y arremetieron contra la mafia tropical, aunque el mea culpa no deja de sonar a un plañir ahogado en santurronería.