La validación del triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, confirma que el candidato de la alianza PAN-PRD será el próximo gobernador de Veracruz, en términos legales no tiene obstáculos.
Para muchos analistas, el hecho marca el fin de la ‘fidelidad’ (corriente política encabezada por Fidel Herrera Beltrán y continuada por Javier Duarte) y se abren vertientes para nuevas expresiones políticas, esperemos que para bien.
El planteamiento es lógico, tiene solidez argumentativa, sin embargo, sugerimos agregar otra hipótesis al escenario.
En realidad, la derrota de la ‘fidelidad’ inició desde que Herrera Beltrán asumió la gubernatura y decretó, para sí mismo, que Veracruz era su patrimonio personal, la ciudadanía, en esta guajira cosmovisión, solo adquiría la categoría de comparsa, manipulable a placer, aplicando mecanismos paternalistas.
Para integrar el gabinete del cuenqueño, el requisito infranqueable, con sus honrosas excepciones, fue realizar cualquier tipo de acto fuera de la ley sin chistar, las capacidades profesionales eran lo de menos. Esto aceleró el deterioro de la entidad.
Habrá que admitir que durante sus seis años de gobierno, Fidel se aplicó al máximo para ejercer un férreo control electoral sobre la entidad, la compra de voluntades fue divisa común.
Lo anterior le dio la pauta para decidir que su sucesor fuera un personaje sin mayor mérito curricular, con la inyección de dinero sin cortapisas, hacerlo ganar no resultaba complicado.
Fue así que el dedo elector se inclinó por Javier Duarte, mismo que carecía de la experiencia y templanza, insistimos, para gobernar una entidad como Veracruz, la trágica historia es de sobra conocida y lo confirma.
Esta insensata decisión fue el acto fallido que relanzó la derrota futura del fidelismo.
La sentencia que el miércoles pasado emitió el TEPJF, es la conclusión de un proceso autodestructivo que se llevó a millones de personas entre las patas, la responsabilidad primaria es del binomio de marras, ninguno se puede excluir.