Para Veracruz el terror se ha convertido ya en un mal endémico, público y doloroso, producto de la corrupción, impunidad y pérdida de valores que ofrecen un aterrador resultado, lastimoso para miles de familias que pierden a sus integrantes bajo la sombra del crimen organizado a veces por involucramiento directo y otras como daño colateral, pero lo vierto es que no existe autoridad capaz de contener la actual situación, la sociedad organizada ofrece más resultados pero no cuenta con la facultad legal para hacer justicia.

El grito de la sociedad que se escuchó este lunes en el puerto de Veracruz para exigir justicia en el caso de un grupo de jóvenes universitarios se unirá a los gritos de miles de familias que están en la misma situación pero que difícilmente encontrarán justicia y mientras la autoridad carece de capacidad para detener la delincuencia, ésta absorbe cada vez más a jóvenes al ofrecerles la identidad que el Estado Mexicano dejó de ofrecer.

Más allá de la exigencia de justicia por el daño colateral a jóvenes universitarios, es más importante que el gobierno inicie la recuperación del tejido social con una revalorización de la familia.

Hoy en día, muchos jóvenes desde temprana edad gustan de escuchar música de banda relacionada a corridos del narco, presumen tener amigos halcones y conocer las drogas e incluso consumirla, los varones conquistan a las mujeres con la presunción de una pistola, tachas o dólares y algunas chicas admiran a quienes tienen esos atributos en vez de un historial de buenas calificaciones o cualquier otra actividad artística.

Como resultado de estas condiciones, redes sociales y medios de comunicación formales se inundan cada día de noticias terroríficas de muertes no concebidas por la humanidad. Los embolsados, asfixiados, desmembrados, quemados en ácidos y una serie métodos indescriptibles que utilizan los criminales para deshacerse de sus enemigos y en el menos peor de los casos devolverlos en bolsas para la basura.

Algo muy fuerte sucede en Veracruz sin poder humano que lo detenga, lo peor es que víctimas y victimarios son también veracruzanos, vecinos, conocidos, primos, hermanos, hijos y sobrinos de todos los estratos sociales, el incluyente crimen es incesante y deja sólo fantasías temporales a los jóvenes que se enganchan y luego, dolor y llanto a sus familias, de esa manera concluyen sus proyectos de vida.

Génesis Urrutia se convirtió en las últimas dos semanas en ícono de esos daños colaterales, pero antes ya hubo otros nombres y después habrá otros más mientras que el gobierno en sus tres niveles y la propia sociedad no conversan en una actitud de Estado para regresar a la añorada tranquilidad que alguna vez se disfrutó en Veracruz.

Los datos de este lunes en la nota roja son:

El hallazgo de seis cuerpos sin vida maniatados localizados en la carretera estatal Ciudad Isla. Santiago Tuxtla dentro de una camioneta.

El colectivo Solecito informó que al menos se han localizado 59 cráneos en las fosas clandestinas.

Estos son apenas datos sueltos del rosario de acciones al margen de la ley que se padecen todos los días en el Veracruz de la actualidad.


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