AUNQUE SE DIGA lo contrario, es evidente que los diputados federales del PRI, no jalan parejo.

La diputación tricolor federal veracruzana, se encuentra dividida y cada quien jala para su lado.

Tan solo, la reciente publicación de la carta-respaldo al gobernador Javier Duarte de Ochoa estaba viciada, principalmente, por firmas apócrifas que hoy ya se denuncian públicamente

Se dice que tal carta, no es más que la manifestación de tres o cuatro diputados que se encuentran ya desesperados, porque sencillamente, si al gobernador le encuentran suficientes elementos para proceder, también para ellos habría una posibilidad de que la ley los alcance.

Y no es para menos, pues los mismos veracruzanos, saben que entre los legisladores federales, hay algunos que se enriquecieron de la noche a la mañana y que el fuero que ahora tienen fue de los más costosos que han obtenido en virtud de que en las elecciones pasadas, tuvieron que echar mano de todos los recursos económicos disponibles para poder ganar un escaño en el congreso federal, manto bajo el cual se cubren ahora.

El asunto de la corrupción en Veracruz, no terminará el primero de diciembre próximo, ni tampoco seis meses después, pues durante el tiempo que gobierne la oposición al PRI, habrán de llevarse a cabo las investigaciones correspondientes que encuentren las pruebas necesarias para desaforar a cualquiera de ellos o bien en montoncito, castigarlos por los delitos cometidos en contra de la administración estatal y consecuentemente, en contra del propio pueblo de Veracruz.

Los diputados federales del PRI, están profundamente divididos y esto traerá como consecuencia inmediata, la poca representación popular en el congreso, diluyéndose los posibles beneficios que en determinado momento pudieran conseguir, bajo gestiones de los propios legisladores.

El asunto de Veracruz, se fortalece aún más en lo inédito, pues el gobierno que termina, se va tan desprestigiado como nunca ha sucedido en otros periodos gubernamentales en la entidad veracruzana.

Pero a eso, añádele, amigo lector, el comportamiento de los Diputados Federales, que en lugar de trabajar por los veracruzanos, están esforzándose por proteger sus propios intereses. Desde luego, que el comentario no abarca a los que de alguna manera, se han mantenido en la congruencia, aunque sus nombres y sus firmas se hayan utilizado maliciosamente para aparentar la unidad entre ellos mismos.

Y eso de que es un delito, como lo mencionara recientemente la diputada María del Carmen Pinete Vargas, vaya que lo es no está lejos la decisión de la legisladora veracruzana, de interponer la denuncia correspondiente para que quede la constancia de que hay reclamación, por el momento y una exhaustiva investigación posterior que ponga en el banquillo de los acusados a quien haya ideado y puesto en práctica la utilización de firmas ajenas con propósitos malignos y de comprometedora situación.

Por ese solo hecho y otros más que se están generando en la diputación federal priista de Veracruz, no se puede considerar que haya unidad política entre ellos, pues al contrario, se han generado enfrentamientos que están evidenciando que dentro del grupo parlamentario del PRI, no hay ni pizca de unidad, favoreciendo constantes choques políticos entre los mismos representantes populares.

Triste capítulo de la historia política de Veracruz, nunca visto en otro sexenio de gobierno.

Triste realidad para los propios veracruzanos, que ahora más que nunca, sufren las consecuencias de una administración que no alcanzó concretar los buenos propósitos que la animaron.

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LA TARDE AYER, políticamente hablando, era de incertidumbre respecto a los resultados de la reunión de la comisión de asuntos partidarios del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional.

En su agenda, solamente, se incluía, la decisión de examinar con detenimiento la posible procedencia de expulsión de Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz.

Sin embargo, la discusión crecía por instantes y las opiniones se dividían entre la gente, al observar que el PRI, no contaba, hasta ayer, con los suficientes elementos para poder decidir una expulsión tan traída y tan llevada en el ámbito político nacional, pero más en la propia entidad veracruzana.

Lo que si se podía adivinar, desde ayer mismo, que el partido tricolor, tomaría sus propias medidas frente a este problema y buscar algunas alternativas antes de decidir, en forma definitiva, expulsar al gobernante veracruzano.

La realidad, seguramente, hoy ya se comenta, porque hasta el momento de redactar esta columna, no se tenían mayores datos al respecto, pero lo importante del hecho, es que ya se había comenzado un proceso dentro del PRI, para desactivar ciertas presiones que se venían ejerciendo desde hace tiempo.

Y aunque no teníamos el dato preciso del resultado de la reunión política en la comisión partidaria del PRI, lo más probable es que solamente se haya decidido suspender los derechos políticos de Javier Duarte, de manera temporal, hasta en tanto no se tengan los elementos suficientes que pudieran ser definitorios para el cumplimiento de la famosa expulsión del gobernador.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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