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DE FRENTE Y DE PERFIL - Ramón Zurita Sahagún
¿Cuál será su futuro?
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2016-09-26 - 13:58
Los activos que tuvo en su momento el PRI en la figura de jóvenes presentados como portentos políticos, son considerados hoy como lastres que perjudican su imagen y que los llevaron a perder elecciones estatales.
Tres de esas figuras del pasado cercano, son analizados para determinar si se le separa de la militancia partidista, ante la cercanía de que terminen con su humanidad en las cárceles por delitos varios.
Es cierto que hasta el momento no se les ha comprobado nada por parte de las autoridades judiciales, pero el PRI se prepara para juzgarlos antes de que lo hagan las autoridades.
La rapidez con que parece actuar ahora el PRI contrasta con la lentitud del caso cuando se requería de ponerles un freno a los desmanes ocasionados en sus respectivos gobiernos o, cuando menos, llamarles la atención ante la acumulación de denuncias en su contra.
Los señalamientos en contra de Rodrigo Medina de la Cruz, Roberto Borge Angulo y Javier Duarte de Ochoa, no son nuevos y guardan mucha semejanza en las denuncias concentradas sobre sus gobiernos.
Dos de ellos, Medina y Borge, involucraron a sus padres, los que fueron señalados al mismo tiempo que sus hijos por abusos cometidos al amparo del poder público y la concentración de riquezas. El otro, Duarte, no lo hizo con su padre (fallecido en el sismo del 85), pero si con su suegro y otros familiares, según denuncias.
Las acusaciones y señalamientos contra los tres vienen en el mismo sentido, abuso de poder, mal gobierno, endeudamiento público y enriquecimiento ilícito o inexplicable.

De Medina de la Cruz y Duarte de Ochoa se establece la desbocada obsesión por la concentración de propiedades en el extranjero, mediante el uso de prestanombres (será difícil comprobarlo). Borge Angulo lo hizo en territorio nacional, mediante el otorgamiento de permisos de todo tipo.
El ya exmandatario de Quintana Roo, el más joven de los tres, mostró que sus preferencias eran los viajes al extranjero y su locura por las mujeres, así como los desplantes de todo tipo y una gran prepotencia.
Los tres políticos llegaron a sus respectivos gobiernos antes de cumplir los 40 años, por lo que fueron considerados como grandes prospectos, aunque la realidad es que sus respectivas carreras se remontaban a las preferencias de sus antecesores que los eligieron para sucederlos.
Rodrigo Medina de la Cruz, quien a sus 37 años asumió el gobierno de Nuevo León, fue llevado de la mano a la candidatura de su partido por J. Natividad González Parás, quien le proporcionó grandes ascensos.
Lo llevó primero a una candidatura a diputado federal, desempeñando esa función por un año, para convertirlo en secretario de Gobierno y desde ahí proyectarlos a la nominación por el gobierno estatal.
Su función como gobernante fue considerada terrible, por lo que Jaime Rodríguez Calderón, como candidato independiente, no tuvo problema alguno para vencer a la candidata del partido tricolor Ivonne Álvarez.
El crecimiento de la violencia y la corrupción fueron los signos distintivos de su administración estatal. El Casino Royale y los bloqueos de los grupos delincuenciales
Roberto Borge Angulo llegó al gobierno de Quintana Roo apenas rebasado los 30 años y con una corta carrera política, proyectado por Félix González Canto el entonces gobernador.
Félix lo convirtió en secretario de Finanzas y lo proyecto a una diputación federal, de la que lo sacó para convertirlo en candidato al gobierno del estado, elección que ganó cuando Greg Sánchez el candidato de la izquierda fue detenido y hecho preso en un reclusorio de alta seguridad.
El gobierno de Borge Angulo fue desastroso e impidió a toda costa que el candidato natural a sucederlo, Carlos Joaquín González fuese proyectado por el PRI, por lo que el segundo abandonó las filas del tricolor y se presentó como candidato de una alianza conformada por PRD y PAN, con la que venció en las urnas al abanderado el PRI, sin muchos problemas.
Joven soberbio y dedicado a las francachelas, Borge Angulo enfrentó muchos contratiempos en su gobierno y terminó en decadencia.
Duarte de Ochoa es el único de los tres que continúa como gobernador, aunque le restan poco más de 60 días y deberá entregar la estafeta al candidato panista Miguel Ángel Yunes Linares, obsesionado con llevarlo a prisión.
Como los otros dos, Duarte de Ochoa tuvo su padrino de lujo en su antecesor, Fidel Herrera Beltrán, quien lo llevó en seis años de subsecretario de Finanzas a secretario del ramo, a diputado federal y a candidato a gobernador, comicios que ganó en forma apretada al que ahora será su sucesor.
La administración del gobernador de Veracruz se encuentra sellada por los abusos cometidos, las denuncias sobre el enriquecimiento suyo y de su familia, además de la gran violencia desatada en el estado, donde se ensañó con el gremio del periodismo.
Estos tres jóvenes que fueron considerados, en su momento, como portentos políticos, reúnen varias cosas en común, además de la juventud.
Los tres fueron en algún momento secretarios particulares de sus “padrinos”, dejaron una gran deuda pública, fueron acusados de corrupción, pasaron por una diputación federal y dejaron sus respectivos gobiernos estatales en manos ajenas a los candidatos de su partido, como una muestra del repudio ciudadano a sus gestiones.
Ahora, Rodrigo Medina de la Cruz, Roberto Borge Angulo y Javier Duarte de Ochoa, esperan la decisión de su partido sobre su militancia y la de las autoridades judiciales sobre si proceden o no las denuncias en su contra.

Email: ramonzurita44@hotmail.com

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