A Tere Duayhe
Este mes de celebraciones patrias, esencia de la nacionalidad mexicana, invita a reflexionar todos los pasos encaminados a fortalecer la civilización y el desarrollo tan necesarios en nuestros días.
A nadie sorprende que se sigan enfrentando fenómenos reales de marginación, vulnerabilidad e intolerancia a casi dos siglos de culminación de la guerra de independencia, aquel lejano 1821.
Parce olvidarse además que esas divisiones entre liberales y conservadores –que pululan y como dan lata- han costado caro a los mexicanos de ayer y de ahora.
Nada conmueve más que los actos oficiales de los lunes en la mayor parte de los recintos públicos, principalmente en las escuelas primarias, cuarteles, algunas oficinas, en donde invariablemente se hacen honores a la bandera como un símbolo de unión política y social.
Se cantan algunas estrofas del himno y la solemnidad y la emoción es tal que es difícil sustraerse a esa unidad.
Luego, al dar la vuelta a esos rincones llenos de civilidad, todo parece olvidarse, se da vuelta a la página y se enfrenta la realidad; unos de manera más difícil y otros a defender el estatus por encima de quien se atraviese.
Parece que la democracia que se construye y el estado de derecho que se anhela se escurren o se oscurecen, al grado que hay voces –por cierto legítimas en libertades garantizadas- a evitar que el presidente concluya el mandato para el que fue electo en las urnas. Errores no han faltado, algunos garrafales, aunque si quiere cerrar sus administración en otra escala es momento de iniciar planes y estrategias que reviertan tan difíciles calificaciones a las que se enfrenta.
En efecto el sistema presidencialista sexenal parece que toca fin debido a que hay muchas fallas de origen, sobre todo en lo relativo a pesos y contrapesos ante un poder legislativo y un poder judicial que no han logrado establecer y construir los equilibrios necesarios.
De gobernadores y alcaldes que han aprovechado esos vacíos y que suelen hacer de las suyas en el ejercicio de las facultades y en los presupuestos, lamentablemente en reiteradas oportunidades, en una gran laxitud: la de hacer negocios por todos lados. La política como gran puerta de ingresos legítimos y de los otros. Excepciones las hay; sólo que quienes se creen muy listos lo hacen con tal discreción que libran la justicia en tanto la ostentación de otros los ha llevado al escrutinio de la sociedad y por lo general escabullen las leyes.
A la par y se ha insistido en ello, la escasa transparencia y la impunidad prevalecientes.
México está entre las 15 economías más grandes del orbe. Eso significa que su desarrollo debiera estar cuando menos siguiendo los pasos de naciones como Corea del Sur, sobre todo si se piensa en la vecindad con el mayor centro de consumo de bienes y servicios –y otras chucherías- : Estados Unidos.
La vecindad con esta nación es determinante en el crecimiento, eso se sabe de sobra. Significa oportunidades de toda índole y al mismo tiempo es un gran obstáculo porque tampoco se ha logrado la cooperación plena en tanto de aquellos nos adjudiquen una perspectiva de traspatio incómodo,que, por decir lo menos, ostentamos, aunque sean necesarios los recursos y manufacturas -90 por ciento de nuestro comercio- que se aportan desde aquí.
La responsabilidad toca a nosotros, a revalorar y a seguir construyendo con democracia, libertad y estado de derecho, lo que la historia nos ha legado como principio básico, la unidad y que en estas fechas se refrendan en toda dimensión.
Atraque 1: En materia de energía petrolera hay una buena y una mala: la primera se refiere a dos nuevos campos marinos con seis yacimientos petroleros en el Golfo de México,frente a Veracruz y Tamaulipas (por cierto añejos) y que podrían ser explotados con la IP; la negativa es que se prevé un despido de nueve mil trabajadores en 2017, lo cual pone en mayores dificultades precisamente al sureste.
Atraque 2: Ante esa situación los gobernadores de la zona Golfo han de unir esfuerzos y políticas que permitan enfrentar junto con la federación estos desafíos de la industria petrolera nacional.
Atraque 3: En la Universidad Veracruzana hay 160 mil estudiantes, poco más del 40 por ciento son mujeres, lo cual denota un cambio cualitativo en la presencia académica de este sector de la sociedad. Alentadora noticia, no obstante que a esa casa de estudios le adeudan más de dos mil millones de pesos. Ahora sí aunque usted no lo crea.