Suelo no ser solemne al escribir, ni cumplir con los requisitos requeridos para una buena redacción: claridad, precisión, propiedad, concisión, sencillez, concordancia y redundó todo el tiempo; pero todo ello lo sustituyo con la pasión, amor, humildad y responsabilidad para quienes me leen; “hijo del grito y la calle, de la miseria y del hambre, del callejón y la pena (Pablo Pueblo); sin perder la esencia, las raíces, la originalidad, así nace Orgía Política.
Ya entrando en materia, les comento que en el estado existe una orgía desenfrenada, una bacanal, vamos en pocas palabras ¡un desmadre!; Javier Duarte de Ochoa, franqueado por jerarcas católicos, apostólicos y veracruzanos, promulgó la Ley Antiaborto, la reforma al artículo cuarto de la Constitución Política del Estado de Veracruz, en la que se protege la vida desde su concepción.
Javier Duarte declara: “Con el consenso de millones de veracruzanas y veracruzanos que hoy atestiguan con entusiasmo y esperanza la incorporación a nuestra legislación del derecho a la vida”; a nuestro gobernador se le olvidó que en el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave habitamos 8’112,505 (INEGI 2015) y que 4’203,365 son mujeres; a quien carajo le preguntó si en verdad los veracruzanos o mejor dicho las veracruzanas deseaban que se les quitara el derecho a decidir el disfrute de su salud, derechos sexuales y reproducción.
Con la aprobación de la legislatura del Estado y con el apoyo de 137 ayuntamientos “mayoría calificada” como le llamó el gobernador, decreta “Si a la Vida” y no al aborto, marcando un retroceso al criminalizar a la mujer, es una clara estigmatización, discriminación y violencia contra la mujer.
JDO quiere alcanzar el cielo, salvarse del infierno, desea al menos que la iglesia no lo vaya excomulgar por tanto pecado cometido, que no le nieguen los sagrados sacramentos cuando vaya camino a la tumba, porque los “zopilotes” ya le vuelan.
En fin, la iglesia está de fiesta, esconderá los pecados de Javier Duarte de Ochoa bajo su sotana, escondite preferido de los prelados, porque al llegar ahí, se convierten en pecado benditos.
Como decía mi compadre: “que siga el desmadre, la locura y el desenfreno” al fin y al acabo es una Orgía Política.

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