Por más que se diga y se señale que en la administración priista del gobernador Javier Duarte ha estado plagada de actos de corrupción, desvío de recursos, enriquecimiento ilícito, de nada sirve, si no existe una consecuencia, la ley en nuestro país, pareciera estar construida para ser violentada por los poderes fácticos y por los grupos de poder, dejando el lado angosto del embudo a la población de a pie.
Seguramente, lo señalado por el portal de noticias Animal Político sería suficiente en cualquier país del mundo para procesar, castigar y condenar a los responsables de tan grave crisis institucional que enfrenta Veracruz, pero por desgracia, la evolución de la Revolución Armada y su paso a la Institucionalidad, provocó que el enquistamiento de grupos criminales de cuello blanco se posicionaran al grado de parecer no irse jamás.
Pero analizando fríamente el tema, los ciudadanos estaríamos en la responsabilidad de al menos, observarle a la autoridad federal que la omisión también es un delito.
Atinadamente escribe el periodista Carlos Puig en su columna Duda Razonable que publica el Diario Milenio que “el destino de Javier Duarte en Veracruz está en manos de Luis Videgaray, secretario de Hacienda.”
Y es que ciertamente la investigación periodística permitió que todos los mexicanos conozcamos un mecanismo, bastante sofisticado por cierto, para desaparecer dinero del erario.
Por ello insistimos ahora toca al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ser el verdugo de Javier Duarte, pues la condena social ya se dio tras 5 años de pésimo gobierno, las pruebas aportadas por el trabajo de investigación soportan la sentencia del pueblo de Veracruz.
Puig remata, ahora Videgaray deberá poner a trabajar la maquinaria a su cargo en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para que mediante al menos tres órganos que dependan de él, como lo es el SAT, al que alguien engañó con domicilios fiscales simulados. A la Comisión Bancaria y de Valores, porque alguien abrió cuentas de banco con documentos apócrifos, y a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), porque alguien hizo todo esto para robar y lavar dinero.
Ahora debemos recordar que toda esta red de complicidades tejidas en su afán perverso de enriquecerse a costillas de los veracruzanos debió ser hilada por un experto y solo basta recordar que al arranque de la administración duartista refiere el mismo Carlos Puig, colaboró un personaje como Tomás Ruiz quien hoy continúa despachando al frente de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), y quien en los años de este fraude era secretario de Finanzas del propio mandatario estatal, pero que por su paso como director del SAT, procurador fiscal y subsecretario de Hacienda acumuló toda la experiencia en estos menesteres, por lo que sería conveniente que explique cómo estuvo la cosa.
¡La baraja está en el aire!

Al tiempo.

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