19 de Abril de 2024
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Aborto inducido, ¿un derecho?
“Aceptar el hecho de que después de la fertilización un nuevo ser humano cobra vida, ya no es motivo de pruebas u opiniones, es simple evidencia. No tengo duda alguna: abortar es matar a un ser humano, aunque el cadáver sea muy pequeño.” Dr. Jerome Lejeune, padre de la genética moderna
2016-01-30 - 08:38
A partir de la concepción hay dos cuerpos: el de la mujer y el del nuevo ser humano que lleva dentro.
Es bastante cuestionable filosófica y moralmente que hombres y mujeres podamos hacer lo que se nos pegue la gana con nuestro cuerpo. Sin embargo, aún cediendo a la tesis de la absoluta soberanía respecto al propio cuerpo, al haber concebido, la mujer lleva dentro de sí otro ser humano. Por ello queda en principio desechado el argumento de las y los abortistas en el sentido de que las mujeres tienen derecho de provocarse un aborto porque – según ellos – el estado no tiene por qué entrometerse en lo que una mujer haga con su propio cuerpo. La mujer que concibió, repito, tiene responsabilidad sobre su propio cuerpo y sobre el del nuevo ser humano que lleva dentro.
El óvulo fecundado tiene frecuentemente hasta diferente tipo de sangre del de la madre. En él ya está toda la información genética que determina lo que el hombre o mujer va a ser desde que el espermatozoide penetra y fecunda al óvulo, hasta que muere, así viva hasta los 100 años de edad. Estudios de genética y psicología, realizados principalmente en grupos de gemelos idénticos separados de sus hermanos de gestación al nacer, demuestran que es realmente muy poco lo que podemos cambiar en nuestra vida con factores externos. Casi toda nuestra existencia material está ya predeterminada por la información genética que ya trae el óvulo fecundado. El negar la evidencia científica de que el ser humano existe desde la concepción responde a una obsesión irracional de contradecir la moral cristiana.
Éticamente hablando, el aborto provocado es homicidio con premeditación, alevosía y ventaja; que no quede la menor duda. Así que ni siquiera es aceptable en casos de violación, pues es ejecutar a un inocente por el infame delito del forzamiento de una mujer.
Se acusa al gobernador Javier Duarte y a los diputados locales que votaron a favor de la vida de intentar desviar la atención con este tema de problemas como la inseguridad, narcotráfico, desaparición forzada de jóvenes narcomenudistas, etc. Pero quienes acusan ignoran, por error o deliberadamente que, precisamente, es la relajación y pérdida de valores morales lo que ha conducido a este nivel de consumo de alcohol y otras drogas; del embarazo de adolescentes; de que muchachos aspiran a pertenecer a algún cartel y ser “héroes” de algún narcocorrido. ¿Hacia dónde quieren que se inclinen la niñez y la juventud cuando se les inculca que constituye un “derecho humano” el que una mujer pueda deshacerse de su hijo mediante el aborto inducido, y que es algo “normal” que se casen dos personas del mismo sexo? ¿No son capaces de relacionar esa relajación y pérdida de valores morales con esa inseguridad, alcoholismo, narcotráfico, homicidios, terrorismo, que no es exclusivo de Veracruz, sino un fenómeno – desgraciadamente – nacional y del mundo?
Otro de los argumentos de los grupos y organizaciones abortistas es que las mujeres son maltratadas y hasta muertas en abortos clandestinos… Perdónenme si soy demasiado directo, pero se las voy a poner así: una mujer acude a asesinar a su hijo, y luego se queja de una malpráctica médica por haber intentado (o logrado) el homicidio en la clandestinidad…
Aunque es un absurdo, pero hay que mencionarlo porque también se está utilizando en la retórica de los y las antivida, y es que “de todas maneras va a haber abortos”… Repito, aunque absurdo, también se está utilizando como argumento. Si nos atuviésemos a eso, habría que depenalizar y regular el robo, los fraudes, la violación, etc. Tenga la seguridad, estimado lector, de que siempre va a seguir habiendo robos, fraudes, violaciones, pero no por eso vamos a dejar de penalizar en nuestros códigos todas esas malas conductas.
Se alega también que la oposición a que se permita el asesinato de bebés en el vientre materno mediante el aborto inducido es una cuestión que proviene de un concepto de moral determinado, es decir, de la Iglesia o iglesias o de la religión en sí. Falso. Es simple sentido común una vez que se está informado de todos los aspectos del asunto. El juramento de Hipócrates prohíbe el aborto y data del siglo IV antes de Cristo. Todavía faltaban algunos siglos para que naciera la Iglesia cristiana y la revelación divina estaba entonces casi exclusivamente en el pueblo de Israel. Y la evidencia científica en este siglo XXI le da la razón al gran médico griego.
Se arguye también que México debe adaptarse a la tendencia internacional y permitir el aborto inducido como los “estados modernos”… ¿De dónde sacan que los organismos supranacionales procuran siempre el bienestar de las personas? Hemos sido testigos, por ejemplo, de la ONU autorizando guerras por motivos mercantiles. Esas instituciones globales están conformadas por individuos con defectos y virtudes como cualquiera otros; sin dudar que haya honestos y bien intencionados, también hay entre ellos quienes responden a intereses ideológicos y/o mercantiles y los hay, por supuesto, corruptos. Por eso algunos, individuos y grupos, vociferan y se aferran a esos “tratados internacionales” de los que el Estado Mexicano es parte y aunque sí, legalístamente hablando es un derecho constitucional recurrir a ellos, pero no por eso sus disposiciones son en beneficio de los mexicanos. No nos dejemos engañar; México no tiene por qué aceptar tendencias internacionales que pudiesen redundar en perjuicio del pueblo.
Hay quien no aprecia el hecho de que algo quede plasmado en algún código. Pero sí es de enorme importancia. Habla bien de Veracruz y de los veracruzanos que, de aprobarse definitivamente, el artículo 4º de nuestra Constitución estatal proteja la vida desde la concepción.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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