09 de Mayo de 2024
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Javier Duarte, ¡puro blof..!
¡Desbandada! las ratas empezaron a abandonar el barco; los textoservidores se desmarcan
2016-01-19 - 08:46
En realidad el primer priista veracruzano nunca tuvo nada.
Solito se encuerdó, en su soledad la tejió, a los de su clase engañó y al pretender tomarle el pelo a su jefe político, la decisión se apresuró.
Pareciera rima.
No lo es.
Es tan solo el fin del culebrón sucesorio que da vuelta a un trágico capítulo para abrir otro, el de una brutal realidad que no antes del primero de diciembre habrá de correr el maquillaje de la magnitud del daño hecho a Veracruz por la Fidelidad.
La decisión en favor de Héctor Yunes Landa, por supuesto, que no estaba “cantada” como la parte oficial hoy ufana, pero además imposible negar que siempre hubo un puntero, Pepe Yunes.
Sería, sin embargo, la madrugada del pasado jueves 14 de enero cuando el dirigente priista Manlio Fabio Beltrones recibiría una sorpresiva llamada de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, para ratificarle que la línea presidencial iba por el lado de Héctor Yunes Landa.
La circunstancia ganaba.
Y es que la alianza PAN-PRD precipitaba los tiempos políticos.
Encendería los focos rojos sobre el cómo y por dónde atacar la embestida de Miguel Ángel Yunes Linares, lo cual imponía un adversario del mismo corte “para que la cuña apriete…” ya que las coaliciones tricolores no garantizaban la inclinación de la balanza y se ponía en serio riesgo además de la gubernamental la presidencial del 2018.
A Pepe ya corresponderá la reconstrucción de Veracruz en un gobierno de seis años.
Así, toda esa inesperada fractura que se suscitó aquel infausto 6 de enero del 2015 ante el presidente Enrique Peña Nieto se venía por tierra.
Nunca entendió Javier Duarte que en ningún momento tenía posibilidad alguna de que jugara su cisne, Alberto Silva, aun cuando fue notable la promoción y el apoyo financiero que recibió desde el primero de diciembre del 2016.
Alberto Silva fue el primero que se destapó.
“¡Seré Gobernador!” dijo a este reportero el 22 de abril del 2011 cuando apenas arrancaba el sexenio.
No se le hizo.
Hoy derrotado y bajo sospecha Silva buscará regresar a gobernar a su amado Tuxpan.
Pero bueno, si bien era cierto que no tenía posibilidad alguna siempre, todo el tiempo hasta el pasado jueves la buscó y la volvió a buscar; se sublimó hasta creer en las mentiras, en el blof de su amigo Javier que siempre presumió esa amistad con “mi amigo, el único amigo de los veracruzanos Enrique Peña Nieto”, a quien le creyó eso de que le cedía “el fiel de la balanza”.
Nunca fue así, él así lo creyó, lo alucinó, lo interpretó.
Por ello trajo a Silva de Tuxpan a unos meses de concluir, lo colocó en Sedesol para luego arrastrarlo a prensa (sería tu tumba, amigo; te lo dije), luego la diputación federal, el PRI, para encaminarlo a la antesala de la nada…
En la misma tesitura de engañifas y burletas trajo a Erick Lagos.
En realidad Duarte mal aplicó el juego de su jefe y tutor Fidel Herrera Beltrán de abrir a la puja por la gubernatura a un puñado de aliados y colaboradores, pero dos errores lo mataron: Fidel era un virrey con poder de decisión amén de habilidoso para el engaño y las promesas no cumplidas, Duarte no.
Tomás Ruiz fue otro de los que se tragó el anzuelo.
Desde finales del 2014 fue objeto de coqueteos de Duarte para que regresara a la Secretaría de Finanzas. Dos veces se la rechazó. No así el 3 de marzo del 2015 cuando tomó posesión de la SIOP con la garantía de que tendría el apoyo y el recurso para que jugara la gubernatura. Fue engañado.
Por eso su rebeldía el pasado jueves y su señalada intención de irse por la libre.
A Mota también le prometió respetarle hasta el final la intención de empujarlo a la gubernatura con la bendición de Emilio Gamboa. Al final del día le pintó un violín.
Al pobre de Flavino Ríos Alvarado solo hubo que darle una paletita y decirle que era el gallo de Miguel Alemán. El prestigio de toda una vida se le vino al suelo al convertirlo en el represor de jubilados y pensionados.
En el mismo tenor se le infló el ego a Jorge Carvallo, un pillo de siete suelas a quien siempre se le consintió que era el “dedo chiquito” de su cuatísimo Peña Nieto, quien nunca lo peló. Pero además el peor enemigo de Carvallo, ha sido su papá ¡que espectáculo, Dios!
Todavía por estos días se le ve recolectando firmas en los comités municipales priistas para auto destaparse en pretendido afán de llamar la atención de Yunes Landa. Hay, sin embargo, documentos para consignarlo en lo inmediato por presuntos desvíos por 30 millones del erario público.
Y para los senadores Pepe Yunes y Héctor Yunes solo hubo desprecio, insultos, bromas pesadas y poca hombría en el cumplimiento de los compromisos.
Por ello cuando el 10 de diciembre del 2014 aparece ante los medios el secretario de gobierno Erick Lagos Hernández anunciando una iniciativa de reforma constitucional para imponer un gobierno de dos años, sobreviene la ruptura.
El propio Héctor ya venía de engaño tras engaño desde la era de la Fidelidad cuando primero Fidel Herrera se la promete sin cumplirle, para luego Javier Duarte ofertarle un escaño como tránsito a la gubernatura. Le cumplió de manera sesgada ya que todo el tiempo lo atajó e insultó.
El caso Pepe es acaso más dramático ya que no solo contaba con el apoyo de Fidel, sino de la poderosa Rosa Borunda. No le cumplieron en el 2010 al colocarlo como “Plan B” cuando en materia sucesoria solo hay plan “A” y ese plan era Duarte. “Pero irás por la del 2016”, le prometieron.
El golpe final sería imponer la de dos.
Todo ello dio lugar a la consolidación de la unidad yunista y buscar desde el centro la de ocho años.
Con sólidos apoyos –Pepe con la parte sustantiva del gabinete de Peña Nieto y Héctor con los amarres de toda una vida de Manlio Fabio Beltrones- inician el trabajo de construir la sucesión, misma que alcanzan.
Pero el ruido mediático de la prensa nacional pagada amenaza con enturbiar por lo que en marzo de 2015 en un evento de seguridad nacional en el puerto, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong le hace saber a Duarte de manera institucional por donde llevar el proceso sucesorio.
Nunca entendió el mensaje.
Se aferraba al presunto respaldo de su “amigo” Peña Nieto por lo que en la víspera y prácticamente concluidos los tiempos políticos Manlio Fabio Beltrones se reunió con los dos senadores en donde se convocó a Pepe a tomar la estafeta misma que consultó con Luis Videgaray y cruzó con José Antonio Meade determinando el 27 de noviembre de 2015 enviar de punta de lanza a Héctor.
Así un día después, el 28, citan a Duarte, los dos senadores y los dos equipos de los aspirantes para comunicarle la decisión, tampoco la escucha.
El 13 de diciembre Manlio comenta a quien esto escribe que “Héctor, va” pero el aparato aldeano rechaza vitriólicamente aduciendo que finalmente apoyarían, pero a Pepe. Los Pinos terminó ignorando a Duarte.
Solo esperó a que cuajara la coalición PAN-PRD para concretar, situación que sucedió la madrugada del pasado jueves.
El resto es historia.
El segundo peor enemigo de Javier Duarte, Héctor Yunes Landa sería destapado el pasado jueves 14 de enero.
¡Los mariachis callaron!
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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