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México el país de la injusticia
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2015-12-16 - 11:11
¿Qué implica afirmar que México es un país dónde no reina la justicia? Eso, que por definición algo que no es justo, es por lo tanto injusto. Y en nuestro país la cadena de prevención-investigación-procuración de justicia-impartición de justicia está rota.

Por desgracia en nuestro país, no hay interés de los gobiernos en elevar la calidad de los servicios que proporcionan a los ciudadanos, en particular ese punto principal en nuestro contrato social, en el cual se obliga a los gobiernos a proporcionar seguridad y justicia pronta y expedita a los gobernados.

He escuchado quejas de miembros de la Fiscalía por las modificaciones y creación del nuevo código penal acusatorio, pues los ministerios públicos consideran que les quitaron las pocas atribuciones que les permitían realizar su trabajo. La institucionalización de los derechos humanos y la exigencia de la prueba plena ante la presunción de inocencia, obligan a un cambio radical en la forma como en nuestro país se investigan los delitos y se presenten las pruebas acusatorias.

Hasta la fecha, de todos es sabido que se denuncia un mínimo de delitos, y a pesar de ello, los ministerios públicos tienen una tasa de investigación menor al cinco por ciento de los delitos denunciados y de éstos, se llega a una sentencia condenatoria a menos del 5%. Es decir, multipliquemos el .05 por el .05 y nos dará la tasa de efectividad real. 0.0025 delitos de cada cien sufren el castigo correspondiente. 2.5 delitos de cada mil son castigados, lo cual habla de la enorme impunidad que reina en nuestro país, y que por su pequeñez estimula la carrera criminal de quienes han optado por ese medio de subsistencia.

Indignado ante lo que escucho me dirijo a un experto en la reforma penal, quien claramente me dice: ¨Mira José Miguel, todos sabemos que las cárceles están llenas de inocentes, y las calles llenas de culpables. Los ministerios públicos de todos los estados y de la federación no han tenido la obligación de ser eficientes, ni de contar con personal capacitado. Si bien el agente está obligado a ser licenciado en derecho, sus ayudantes, secretarios y demás personal pueden tener tan sólo la preparatoria terminada. Así, sabemos que antes de la reforma no se investigaban los delitos, ni se detenía a los culpables. No entiendo de qué se quejan, si no podíamos estar peor. Ahora con la presunción de inocencia, y la imposibilidad de fincar cárcel preventiva nos vamos a ahorrar el que cientos de miles de inocentes estén a la espera de su proceso judicial en la cárcel. ¡Hasta ocho meses pasaban antes de ser sentenciados o liberados!

La filosofía actual es que las agencias del ministerio público tendrán que modernizarse. Sus investigadores (los ministeriales), tendrán que capacitarse y tendrán que probar, es decir, demostrar científicamente la realización del ilícito. Y se busca que sólo los culpables lleguen a pisar la cárcel. Si eso implica que muchos culpables estén sueltos, no hay cambio alguno con lo actual, pero si eso implica que ningún inocente pise la cárcel, entonces si hay un gran beneficio para la sociedad.

Los gobernadores tendrán que entender que habrá que asignar un presupuesto suficiente a las procuradurías y fiscalías, si es que quieren proporcionar ese servicio a sus ciudadanos. Y si no lo hacen, entonces la ciudadanía tendrá que reaccionar y exigir una procuración de justicia acorde al siglo XXI. Mientras tanto, tendremos un período de transición largo y doloroso, pero inevitable. Tenía que venir esta reforma tarde o temprano, pues no es posible que las investigaciones terminen siempre con un torturado confesando el delito que al funcionario le convenga. Ya basta de fabricar culpables, ahora habrá que probarlo.

Claro que es un reto para los ministerios públicos y para los gobiernos estatales. Tendrán que asignar más presupuesto, más recursos humanos y sobre todo, mejor capacitados. Se busca en un país de bárbaros e incivilizado como México lograr un avance, de la edad media a la edad moderna, y eso jamás será fácil. Pero es urgente y necesario¨.

Agradecí su punto de vista, y me quedé pensando en que por un buen tiempo seguiremos aplicando la justicia por nuestra propia mano. Como se ha venido haciendo a lo largo del tiempo en nuestro país. Cuando alguien sufría un ilícito, y se conocía al culpable siempre había dos opciones: Hacerse tonto y aguantar la indignación y frustración, o hacerse justicia por la propia mano. Por eso en la zona centro del estado de Veracruz no pasaban más de tres días en los cuales una persona era asesinada por otra, desde hace cincuenta años. Hoy se acusa de todos los asesinatos al crimen organizado, pero muchos sospechamos que entre esos ¨muertitos¨ también hay muchos ajustes de cuentas de otro tipo, que se le achacan a la guerra por el territorio. Esos son casos extremos, pero la percepción de que la única justicia es la que tú te puedes procurar, está muy arraigada en nuestra sociedad, lo cual implica todo tipo de actos de venganza o de justicia, según se vea.

Al final me quedé con el inicio de aquél memorable discurso de Luis Donaldo: ¨yo veo un México con hambre y sed de justicia¨. ¿Cuántos años han pasado y todo sigue igual? El hambre y sed de justicia siguen insatisfechos en nuestro país.

www.josecobian.blogspot.mxmiguelcobian@gmail.com @jmcmex

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