En un día de verdades y sinceridad de cara a la expectación de una parte de la clase política que deseaban correr sangre, José Francisco Yunes Zorrilla ¡Llámenme Pepe!, mostró su lado enérgico, pero institucional.
En tres ocasiones se dirigió acaso con sequedad pero con respeto, al ciudadano gobernador, el señor Javier Duarte, con quien tiene diferencias pero no puede dejar de reconocer que “siempre ha sido un factor de unidad pese a las diferencias”.
Ante más de 13 mil veracruzanos, provenientes de todos los rincones de Veracruz, el senador José Francisco Yunes Zorrilla, en el marco de su III Informe de actividades legislativas definió que seguirá trabajando por Veracruz y no permitirá bajo ninguna circunstancia, motivo de disculpa, ni de descuido, un posicionamiento contrario a lo que significa el bienestar de Veracruz.
Esta tarde dominguera sí estuvo llena de señales:
Una Fidelidad decantada al ser exhibida en la fiesta del legislador al recordar que hay actos de corrupción y abuso de poder cometidos por integrantes de la clase gobernante.
La clara definición ante Erick Lagos, Alberto Silva, Flavino Ríos, Adolfo Mota, Raúl Zarrabal, Tomás Ruiz y otros más de cola grande destacar que se padece de una impunidad "rampante" que ofende y lastima por razones que no necesitan explicarse.
Ese aplauso desangelado a quien hizo de San Julián un “madruguete”, pero que, sin romper alianza solo les abre los brazos y da la bienvenida a la corriente hectorista.
La convicción aplicar con toda puntualidad el conjunto de disposiciones del sistema anticorrupción “para evitar actos de corrupción y en su caso sancionar a quien confunda la noble tarea del servicio público con un negocio personal”.
Y mostrar que es un político de convocatoria, institucional pero firme y con la prudencia que le permite medir tiempos, circunstancias y dar pago justo a lo que hace y lo que le han hecho a Veracruz. “Veracruz tiene distintos rostros, múltiples señas y disímbolas realidades”.
En el evento, por cierto plagado de yerros y desorganización, se suscitaron para no variar actos de violencia como el portazo de los aliancistas para posesionarse de los lugares y desordenar la planeación del evento, así como una señalada impuntualidad.
Se notó, sin embargo, un nuevo estilo de hacer política, una nueva forma de comunicarse con la gente y un signo de esperanza.
Y para quienes pensaban que el evento se eclipsaría por tanto ruido mediático y repetidos augurios negativos, así como señales equivocadas tras la visita del dirigente nacional priista, Manlio Fabio Beltrones, la resultante dominical fue el regresó al equilibrio en la fórmula Pepe-Héctor, antes del destape.
Mientras Miguel Ángel Yunes Landa corre que corre por el bulevar porteño enfundado en su camiseta azul-amarela (PAN-PRD) y haciendo ejercicio ya que “hay que estar listo para la batalla final”.
Un domingo pues, como dicen los clásicos, lleno de signos, señales y que Dios nos agarre confesados.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo