La crisis de credibilidad que atraviesa Veracruz producto de un desorden desmedido en la forma de gobernar, está llevando a las autoridades federales a replantearse la urgente necesidad de un cambio de timón urgente.
La conjura velada entre el gobierno Duartista todo lo que huele a la familia Yunes es real, evidente, y se deja sentir a través del medio que este a su alcance.
Tan solo este martes se dio un capítulo más de esta tragicomedia veracruzana “Los Yunes también llorán”, esta vez representada por el presidente municipal de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez quien acompañado de su abogado Jorge Winckler Ortiz –el mismo que defendió a Marijosé Gamboa- así como de Enrique Pérez Rodríguez, secretario del Ayuntamiento Boqueño se apersonó en la Fiscalía General del Estado para cumplir con la atenta invitación realizada por ordenes de su titular, Luis Ángel Bravo Contreras, en atención a la denuncia interpuesta por los siempre bien agachados legisladores que lo acusan de supuesto enriquecimiento ilícito.
Ahí delante de los medios de comunicación el munícipe boqueño, se jactó de afirmar que es inocente, y de no temer a la represión emprendida desde Palacio de Gobierno en contra de su persona, incluso afirmó que estaría dispuesto a ir a la cárcel con tal de que “Veracruz se salve” de malos gobiernos, e incluso expresó asistir con toda la desconfianza que implica saber que la dependencia no es autónoma en la toma de decisiones.
¿Pero realmente este show lo necesita y demanda Veracruz?, ¿Qué urge más, en una entidad en donde la crisis económica producto del mal manejo de los recursos es el pan nuestro de cada día?
Quizá con estas dos preguntas podríamos iniciar nuestra reflexión.
Veracruz demanda y necesita de un político de altura, un hombre de estado que no se amedrente, ni se deje llevar por el juego de las pasiones, que no se enganche ante la primera provocación y que consigne en su persona el ideario republicano y democrático de los políticos de antaño.
Y es así como en el escrutinio del proceso de sucesión sobre los actores políticos que buscan, aspiran y anhelan gobernar este gran estado, que el nombre de uno solo aventaja por mucho a los demás.
Pepe Yunes Zorrilla, nació, se educó y se formó bajo un estricto principio “servir a Veracruz”, consciente de los temas nacionales, pertenece a una generación que comprende que la política no es un tema simplemente de grilla, sino de conocimiento de temas profundos en materia económica, desarrollo social, desarrollo económico, seguridad.
Veracruz requiere de un verdadero estadista, de un político que genere confianza, no a base de infringir terror por su actuar a priori sino que demuestre una congruencia entre el decir y el hacer.
A pesar de que otro político de altura como Flavino Ríos Alvarado sostenga que en Veracruz todos somos una gran familia, en donde los 212 hermanos –municipios- serán puestos en orden y se alinearán de cara al proceso electoral sucesorio.
La reunión entre el gobernador Javier Duarte y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong fue el último llamado del centro para recomponer las cosas en Veracruz.
Se afirma que tan solo pasando el quinto Informe de Labores, entrados ya hacia los primeros meses del 2016, el mandatario estatal, sea llevado al altiplano para hacerse cargo de un área de la administración federal y así generar la certeza de que las cosas respondan al proyecto Peñista.

Al tiempo.

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