Por más que se quiera soslayar o minimizar la presencia de Andrés Manuel López Obrador no puede dejar de considerarse un campanazo de Morena para la gubernamental.
Que no le da, que es un partido de reciente creación, que el priismo ya tiene la maquinaria aceitada, que el PAN va primero y que si Cuitláhuac está verde, la fuerza de Morena en Veracruz es indiscutible.
La solo presencia de Andrés Manuel López Obrador en Xalapa, nos muestra el tamaño del interés de este movimiento por entrar de lleno en la lucha por la gubernatura llevando como bandera al diputado federal a Cuitláhuac García Jiménez, quien le arrebató la plaza a Elizabeth Morales García.
Con su victoria, así como la de Coatzacoalcos y los sufragios acumulados en la entidad tras la jornada del pasado 7 de junio, muestran que si para la federal son capaces de juntar casi 700 mil votos, para la estatal la podrían duplicar.
Lo más que ha podido alcanzar el PRI en las últimas jornadas para la gubernatura no rebasan el millón 400 mil votos, así que no se puede despreciar a los morenos que han dicho van por todo.
Y van por todo esgrimiendo banderas que levantan el ánimo y la simpatía popular del electorado.
Sus cartas de presentación son:
Combate y cárcel a los corruptos que han saqueado a Veracruz en los últimos dos sexenio; atajar la corriente yunista que, según ellos, son “cómplices o corruptos” y la bandera de justicia y deslinde de responsabilidades para quienes han masacrado a 15 periodistas, en lo particular al último, al fotoperiodistas Rubén Espinosa Becerril, a quien incluso ha dado el Premio Nacional de Periodismo postmorten en la ciudad de México.
El hartazgo ciudadano, la sumatoria de torpezas del gobierno que encabeza Javier Duarte, la inseguridad pública y el batidero en las cuentas públicas que tiene bajo sospecha y en la mira de la PGR a 15 cercanos al gobernador, son caldo propicio para que Morena repunte.
Podríamos estar en las puertas de una nueva Revolución silenciosa como la que se registró en Xalapa en la pasada elección en donde hasta después de la una de la tarde se dieron cuenta que Elizabeth Morales era un cadáver que apestaba.
Fue el propio alcalde Américo Zúñiga cuando a media mañana le informaron del cierre de dos casillas fundamentales, las de Palacio de Gobierno y el municipal, hecho extraño dado el abstencionismo mañanero.
Bajó de inmediato a ver las sábanas donde se registraba la sumatoria del escrutinio para observar cero votos en favor del PRI. La debacle.
La historia es cíclica.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo


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