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Televisa pavimenta la caída
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2015-08-06 - 10:20
Aunque con Javier Duarte todos los pronósticos han fallado, no se pierde mucho al hacer una nueva apuesta.
Falló la predicción de que no iba a ser candidato por su… bueno, en aquel tiempo se le denominaba “inexperiencia” política, además de que no tenía una personalidad de arrastre y para nada le ayudaba su voz de pito. Pues fue candidato, arropado, como se estila, por el pronunciamiento unánime (o casi) de los sectores y las vacas sagradas. Falló la predicción de que iba a perder, porque sería barrido nada menos que por dos lagartones, Miguel Ángel Yunes Linares y/o Dante Delgado Rannauro.
Luego comenzaron los conflictos de la deuda y los problemas de las mortandades. Cada sacudida del estado, cada convulsión social apuntaba a la caída del gobernador. Poco se sabía, aunque ya se intuía, que el Estado tenía un grave endeudamiento. El primero que manejó una cifra estratosférica, fue el diputado Ricardo Ahued Bardahuil, quien escandalizó cuando mencionó 87 mil millones de pesos.
Por su parte, el grupo parlamentario del PAN estimaba que el débito ascendía a 76 mil millones, mientras que el Gobierno del Estado insistía en situarla en 40 mil.
Pero quien realmente aportó por primera vez cifras sólidas con base en información oficial fue Carlos Luna Escudero, quien descubrió que, en efecto, el régimen duartista había contratado hasta ese momento, abril de 2014, préstamos por 41 mil millones, pero a eso había que agregar lo acumulado de Miguel Alemán y Fidel Herrera, más los compromisos de la bursatilización, más las deudas con proveedores y contratistas, más los impuestos retenidos, más los cobros descontados pero no pagados de bienes muebles e inmuebles para los burócratas, más los fondos no comprobados del Fonden, de los Juegos Centroamericanos y etcétera, etcétera, etcétera.
Bueno el punto es que la insostenibilidad del tesoro estatal nuevamente desató los pronósticos a favor de que el gordo se desinflaba, porque la viabilidad financiera del Estado no iba a llegar más que a junio de este año.
Luego vinieron las elecciones. Fallaron los pronósticos de que el centro no le iba a permitir poner candidatos. Los puso todos. Que no iban a ganar. Ganaron los que se le antojaron y hasta se dio el lujo de obtener la votación más alta a favor del PRI en un distrito sureño.
Los muertos menudean en centro, norte y sur y él se da el lujo de hacer bromas. Los periodistas asesinados colman las listas de la Sociedad Interamericana de Prensa, de Artículo 19, de la Unesco y de su mamá, la ONU, y él se permite hacer advertencias soterradas donde les advierte que deben portarse bien o si no, ya saben.
(Claro, no pretendo construir la imagen de don Javier como un súper personaje, porque ni ese mérito tiene; no es él, es Fidel quien controla y manipula a su gusto, con la extraordinaria inteligencia que tiene al servicio de su siniestro espíritu).
Ahora, parecieran percibirse indicios de que las cosas serían distintas. El mejor indicador es la campaña que tiene Televisa exhibiendo en todos sus programas noticiosos, y aun en los que no lo son, como “Hoy”, que es de espectáculos, las atrocidades sufridas por la prensa veracruzana. Loret de Mola, Lolita, Adela, López Dóriga, Denisee, tienen enderezada una campaña contra Duarte y su nefasto duartismo.
Y no es cosa de chuparse los dedos, ¿eh? pero quizá ahí mismo esté el meollo del asunto. Televisa no se caracteriza por su periodismo de vanguardia comprometido con las causas sociales, como es la lucha de los periodistas opositores a los regímenes. Es muy probable que sea un mero asunto de lana, que no le estén pagando los convenios. Pero aún eso indicaría el nivel de colapso que sufre el régimen, que sencillamente ya no puede más.
Pero también puede ser, como es de estilarse, que la empresa sólo esté siguiendo línea dictadas desde Los Pinos o Bucareli, para corroer más, mucho más, hasta el grado del no retorno, la presencia de Javier Duarte al frente del Gobierno de Veracruz. Tengo la impresión de que pretenden, ahora sí, precipitar la caída. No es la primera vez que emplean esa estrategia. Esos no dan paso sin huarache, como dice la sentencia coloquial.
Y si se va Duarte ¿a quién nos dejan? ¿Querrán el desvencijado sillón que deje el cordobés, Héctor o Pepe Yunes, para concluir su desastrosa administración? ¿Preferirán esperarse a lo que viene?
Candidato natural es el Secretario de Gobierno, que no es mi pariente para que lo ande yo impulsando, pero que tiene lo que a Duarte le falta y carece de lo que a Duarte le sobra, y además ya está ahí, con el conocimiento político del Estado en plena actualidad.
Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.

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