19 de Abril de 2024
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Por supuesto que el “cambio climático” es una mentira
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2015-07-25 - 08:45
“Solamente le tengo miedo a los tontos… porque son muchos, no se puede cubrir un frente tan amplio…”
Facundo Cabral

Sí que puso el dedo en la llaga (impregnado de ardoroso desinfectante diría yo), el investigador Miguel Armando López Ramírez, director del Instituto de Investigaciones Forestales de la Universidad Veracruzana (UV), con sus valientes declaraciones acerca del tan mentado “cambio climático” o “calentamiento global”, en su participación en el foro “Reflexiones Ecológicas y Sociedad”. Se lanzó al vacío arriesgándose a caer en medio de la estridente jauría.
A mediados de los años 70 del siglo pasado (el XX), se empezó a difundir lo de los famosos agujeros en la capa de ozono encima de los polos de nuestro planeta. Se nos endilgó la culpabilidad, asegurando que se debía a la contaminación causada por el hombre. Los científicos que se atrevieron a decir que era un fenómeno cíclico y que nada tenía que ver lo que los humanos hicieran o dejaran de hacer, fueron ignorados, cuando no ridiculizados. Hoy esos agujeros están cerrados otra vez, pero no se reconoce públicamente que aquellos pocos hombres de ciencia que disintieron de la opinión generalizada tenían razón, ya que los agujeros en la capa de ozono se abren y se cierran en ciclos de más o menos 110 años. Nada tiene que ver lo que el hombre haga o deje de hacer. Pero por lo pronto se logró imprimir miedo y sentido de culpa en la sociedad, y se desviaron cientos de millones de dólares para combatir ese fantasma.
Ahora se habla de “cambio climático” o “calentamiento global”, que, imposible de saber qué tanto por error y qué tanto por mala intención, se atribuye a la emisión de gases tóxicos y a la desforestación (así se escribe y no “deforestación”), es decir, que las variaciones del clima tienen origen antropogénico (causado por el hombre). Con este pretexto los gobiernos del mundo están desviando miles de millones de dólares, y se está pidiendo que se apliquen aún más fondos para revertir el supuesto fenómeno. Aparte, se implementan una serie de prohibiciones que limitan seriamente la libertad, detienen proyectos de desarrollo que traerían beneficios a las poblaciones.
El investigador López Ramírez declaró: “… el cambio climático es algo natural; no es provocado por el hombre, los cambios climáticos que ha habido se deben a una operación que tiene el sol cada determinado tiempo y va a durar como 100 años”. Aseguró que sí hay cambios, pero estos se deben a un ciclo solar.
Y es que se pierde la perspectiva y nos damos demasiada importancia, cuando, en proporción con el tamaño del planeta somos tales microseres, que es absurdo pensar que pudiésemos influir en el clima de la Tierra; pero los miles de millones de dólares ahí van.
De esto resultan posiciones ridículas, como las de algunos locutores de radio y televisión, cada vez que reportan inundaciones o cualquier otro fenómeno natural exclaman: “¡Y hay quienes niegan el cambio climático!”... O sea que hace 200 años no había inundaciones ni huracanes ni nada ¿no? Y se llega a un nivel insospechado de estulticia cuando cada vez que hay un día de intenso calor o un día de intenso frío se le atribuye al “efecto invernadero”; otra vez, como si situaciones atípicas temporales en el clima no se hubiesen dado siempre a través de la historia.
Pero el dinero, y tal vez intenciones más siniestras que lo simplemente monetario, provocan una agenda bien marcada. Tim Patterson, climatólogo de la Universidad de Carleton, Canadá declaró: “La cúpula de Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha distorsionado las temperaturas medias con el fin de exagerar la tendencia al calentamiento” (www.libertaddigital.com).
Volviendo al investigador de la UV, también dice: “… pero lo más grave es que este tipo de aseveraciones (las que atribuyen al hombre supuestos cambios en el clima) las hacen investigadores y supuestos doctores”.
Se le da tinte científico a la hipótesis del cambio climático antropogénico y se ignora o hasta denuesta como “negacionistas” a los científicos que, como el investigador Miguel Armando López, se atreven a ir contra la corriente.
Pero hay algo que es lo más delicado de todo este asunto. El director de Investigaciones Forestales de la UV también dice: “… en materia de medio ambiente primero se debe caminar en materia de información, pero ‘buena información’ y no aquella que incluso le pone carga sobre sus hombros a los niños y presión psicológica, diciéndoles que son los responsables de que en el futuro haya un mejor medio ambiente.”
Los psicólogos coinciden en que el sentimiento de culpa es la más destructiva de las emociones. El sentimiento de culpa afecta, no sólo la psique, sino hasta el estado fisiológico.
Y es que es infame lo que se está haciendo con nuestros niños, principalmente:
Se les hace sentir culpables por sentarse en una banca de madera, “¡cuántos arbolitos se talaron para hacer esas bancas!”; por comerse una hamburguesa o una salchicha, “un animalito asesinado”; por andar en coche, “la contaminación atmosférica”; culpables por vivir en una casa de concreto, “donde hay casas y calles no vuelven a crecer plantas y árboles”; y hasta por bañarse y utilizar agua para asear la casa, el auto, el frente de nuestro hogar, “el agua se va a acabar”…
Sobre este último asunto (el agua) amerita abundar un poco porque es inaudito lo que se está difundiendo respecto a que “el agua se acaba”.
La naturaleza recicla el agua por nosotros. Se evapora formando nubes, y aun la más sucia, la del drenaje, regresa a nosotros pura y limpia con la lluvia. Y por si esto fuese poco, la ciencia del hombre ha desarrollado eficaces sistemas de purificación, con los que, igualmente, aun el agua que resulta muy contaminada por su uso, se nos devuelve limpia. Y están las modernas desalinizadoras que convierten toda el agua del océano en potencial agua potable. Créanme, el agua no se va a acabar.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com


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