25 de Abril de 2024
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Incongruencias de los defensores de animales
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2015-06-27 - 09:53
Loable es la posición de aquellos individuos y grupos que realizan acciones para evitar que los animales sean maltratados nada más porque sí. Es infame que haya personas que disfrutan haciendo y viendo sufrir a algún perro, gato o a cualquiera otra especie zoológica sin ninguna razón. Y frecuentemente son niños –hay que decirlo – los que comenten crueldades contra los brutos, por lo que los padres deben estar muy atentos, pues del maltrato a los animales al maltrato a otro ser humano no hay más que un pequeño paso.
También es loable que se tomen medidas para evitar la sobreexplotación de especies que pudiesen estar en peligro de extinción; que se establezcan reservas para la protección de especies mayores como leones, elefantes, rinocerontes, lobos, etc., y que estas bestias no constituyan un peligro para los seres humanos.
Sin embargo todo tiene un límite. Una cosa es la justa indignación porque un animal sea maltratado sin razón, y otra muy distinta olvidar o ignorar que los seres humanos somos omnívoros, es decir, que tenemos el derecho natural y el deber de matar animales para comer, para aprovechar sus pieles y otros productos. El negar esto es negar la naturaleza; es tanto como querer impedir que el lobo coma conejos, el gato se alimente de aves y ratones, en fin.
Se nos presenta también la actitud irracional de algunos que, por ejemplo, quieren impedir (y ya lo han logrado en algunos casos) que se sacrifique a los perros callejeros, cuando esos animales sin dueño son un problema de salud pública. Rabia, sarna y una gran cantidad de enfermedades infecciosas derivadas, sobre todo, por las heces de esos canes. Y es que tal parece que a esas personas les interesa más la suerte de los brutos que la integridad y salud de los seres humanos.
Esto último merece atención especial porque psicológicamente hablando es lo más grave del asunto:
Existe la tendencia en ciertos individuos y grupos, algunos de ellos con fuerte financiamiento de organizaciones internacionales, de pretender igualar la dignidad del ser humano con la de las bestias. Y mucha gente de buena fe se deja influir por esa aberración, porque esa tendencia parte de la tesis aparentemente noble de proteger del maltrato a los irracionales.
Y de esa mentalidad torcida resultan casos como el de unos pescadores que realizaron la proeza de pescar una mantarraya de seis metros de envergadura. Pues ciertos desquiciados querían que se encarcelara a esos pobres pescadores, que justa y orgullosamente se habían tomado una fotografía con el enorme selacio que, dicho sea de paso, no está en peligro de extinción, además su carne es procesada para comer. Afortunadamente en este caso los líderes del gremio de pescadores de Veracruz impidieron que se cometiera esa injusticia. Pero lo siniestro es la actitud de esas personas y grupos que estaban dispuestos a encarcelar a varios humildes pescadores por la suerte de un animal.
Otro caso que trascendió a la prensa hace unos días fue el de un perro que supuestamente fue “violado”. Hicieron una manifestación en la que pedían cárcel para el culpable. El degenerado sexual merece que se le encierre en el psiquiátrico, sí, pero no por el maltrato del animal. ¿A qué grado de estulticia se está llegando donde pretenden equiparar la violación de un perro con la de una mujer, niño, hombre?
¿Y por qué para esos defensores de animales vale más la vida de un perro, de un gato, de una tortuga que la de un cerdito, una gallina, un borrego o una res? Aunque no es muy frecuente, hay niños que han tenido un puerquito como mascota y resulta tan inteligente y cariñoso como cualquier perro o gato domesticado. ¿Se van a ir a manifestar también a los rastros? ¿Nos van a impedir consumir carne de vaca, de puerco, de pollo, de cabrito, etc.? (Aunque sí hay esquizofrénicos que quisieran prohibirnos comer carne animal).
Está también el caso reciente de la prohibición de los animales en los circos “una verdadera estupidez” como acertadamente lo calificó el periodista Carlos Marín. Porque en muchos casos esos animales eran mejor alimentados y tratados que muchos seres humanos. Pero no; había que acabar con una bella tradición de siglos. Recuerdo haber presenciado fabulosos actos con perros amaestrados en los que se veía, incluso, que los animales disfrutaban del acto. Otros con hermosos caballos y bellas acróbatas montándolos y hasta parándose descalzas sobre sus lomos, y tantos otros así. Los desfiles que hacían los circos en ciudades y pueblos para promover sus funciones, eran la única oportunidad que niños de escasos recursos tenían para poder ver un tigre de Bengala, un elefante, un león, etc. Ahora habrá que decirle a esos niños pobres que se van a tener que ir a Las Vegas, porque allá sigue habiendo hermosos e increíbles actos con osos entrenados, leones, tigres de Bengala… O por lo menos cruzar la frontera hacia el norte porque afortunadamente Estados Unidos no ha caído en la misma estupidez.
Se han hecho estudios zoológicos y resulta que entre los animales más inteligentes, incluso igual o más que los delfines, están las ratas, con el agravante de que son mamíferos como nosotros. Y qué, ¿nos van a prohibir exterminarlas y expulsarlas de nuestras casas y de nuestras ciudades, cuando su presencia en ellas constituye un grave problema de higiene y salud?
Hace unos días se dio la noticia de que un enorme rinoceronte había irrumpido en cierta ciudad de la India. Arremetió contra un grupo de personas y mató a una señora. Pues los comentaristas de la televisión estaban preocupadísimos porque el animal regresara sano y salvo a su hábitat. ¿Y la mujer muerta? ¡Ya ni la mencionaron!, después de todo el ser humano no está en peligro de extinción ¿verdad?
El preocuparse por la suerte de los animales demuestra una gran nobleza de alma, pero no caigamos en exageraciones; sobre todo no caigamos en esa tendencia perversa que se mencionó anteriormente, de pretender igualar la dignidad del ser humano con la de las bestias.
“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos: llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”
Génesis 1: 28
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

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