Siempre será muy gratificante para el alma y el espíritu recordar a los amigos que uno quiere.
Hace algunas semanas charlé con uno de los hombres más valiosos que ha dado Veracruz, Guillermo Zúñiga Martínez a quien hoy evoco.
“¿Qué si soy millonario?.. Si, en amigos… y para que quede más claro aún: Hernández Ochoa me dio una plaza de maestro de cinco mil pesos que sigo conservando”.
¿Le hace falta dinero?
Bueno, en lo personal he de confesarte que si, jajajaja…
Guillermo Zúñiga Martínez nunca abandonó el buen vestir. De impecable azul marino a ligeras rayas, corbata roja, limpísima camisa blanca, zapatos chatos bien boleados y su clásico reloj de pulsera que no recuerdo si es Longines.
“Decía don Fernando que la única joya que debe portar un caballero es su reloj”.
Cada vez que habla se le mueve ligeramente el labio inferior. “Estoy saliendo de un cáncer en el cerebro”.
Lo observo:
1.80 de estatura, robusto, el pelo en sus dos terceras partes encanecido y con una muy leve muestra, del lado derecho, de una vieja parálisis facial que le provocó la recia lucha política que libró con su acérrimo adversario Dante Delgado.
Su claridad, sin embargo, es meridiana.
Eventualmente los fines de semana va a Teocelo donde tiene una modesta casa su esposa que disfruta por los hermosos paisajes que le obsequia la región.
Y también eventualmente platicamos él y yo, y cada vez confirmo que existen de políticos a políticos, y este, Guillermo Zúñiga, es un clásico, un old fashion de esos que no se quiere uno deshacer.
Es un libro abierto como político, como educador y como orador; no en balde fue campeón nacional de oratoria… y también diputado y también alcalde, y también secretario de Educación y muchas cosas más incluso, ya mismo, rector de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, un claustro que para muchos es una “Universidad Patito”.
¿Patito?, repregunta como fiera…
Si “patito”, le cuestiona el reportero.
“Bueno, pues les digo a quienes así la califican que tienen razón, es un pato muy fuerte, vigoroso, con imaginación, con inteligencia, con talento, es un pato extraordinario desde el punto de vista cultural. El mejor pato que ha nacido en Veracruz y en México. ¡Servidos señores!”.
A Guillermo Zúñiga no le arredra hablar mal de quienes le han hecho mal a Veracruz como Dante y Fidel, aunque prefiere hablar de su tema, de lo de hoy, de la UPAV.
¿Qué ha pasado así sintéticamente en tres años con la UPAV?
“Setenta y cinco mil alumnos”.
¿Qué más?
“Se han signado convenios con 19 entidades federativas, no con gobiernos, sino con entidades particulares.
¿A nivel internacional que ha pasado?
Nada más tres países.
Acaso sarcástico, tal vez la maña que da el ejercicio del poder y quizás con una intención política desliza respuestas ora breves, ora contundentes.
¿Qué le dice a sus críticos?
“Buenos días, buenas tardes, nada más”.
¿Pero… la UPAV ni siquiera tiene campus, todo es virtual. Qué es eso?
“Yo te agradezco mucho que me hagas esta pregunta, existen en Veracruz 24 mil 500 aulas o edificios escolares en toda la entidad, y el 98 por ciento no laboran ni sábados ni domingos, y es cuando la UPAV se reúne con sus alumnos y sus maestros.
¿Cómo está su salud?
“Voy a ser muy concreto: un problema de cáncer en el cerebro, me operaron y cuando desperté de la anestesia, el doctor me dijo diga su nombre, se lo dije, me dijo levántese y camine y, camine perfectamente bien, me dijo oiga está usted mejor que antes. Y ya entendí que el cerebro que me devolvió es un cerebro candoroso, fresco, con imaginación, con talento, sentado en la silla turca para ordenar los pensamientos y las acciones de este hombre que está hablando”, me devolvió.
A la vuelta de tantos años en el servicio público es usted millonario?
“En amistades si, nunca en dinero, y además esto lo digo públicamente aquí no está hablando un millonario, está hablando un hombre que ha vivido de su salario, de su pensión, yo nunca he tenido fama de ser multimillonario, ni de tener mucho dinero en lo absoluto”.
La familia, ¿Cómo está su distinguida esposa doña Guillermina?
“Muy honrada, quiero decirte que mi esposa tiene una guardería, y mi esposa sigue trabajando. Cuando se jubiló yo era secretario de despacho y su pensión es de la fabulosa cantidad de cinco mil pesos, y el que te habla tiene una sola plaza que me firmó Don Rafael Hernández Ochoa, de maestro y con esa me jubilé”.
¿Fuiste alcalde, ahora tu hijo es alcalde, que se siente tener ese antípodas ahí?
“Yo fui alcalde hace 25 años, y voy a decir aquí algo públicamente, y además me someto a las pruebas, no le he recomendado a nadie al alcalde actual, a nadie puse, y lo puedo comprobar perfectamente bien, es un alcalde que me merece todos mis respetos, y saben los jalapeños que cuando me van a pedir algo, yo les digo vayan al ayuntamiento, yo no tengo ni fortaleza ni importancia, soy un jalapeño más, que cree que el alcalde actual es mucho mejor que el papá que fue alcalde hace 25 años”.
Yo coincido con usted. Los papás gestan a los hijos y los hijos tienden a ser mejores que los papás.
“Pero te voy a decir una cosa, hay padres que andan orientando a sus hijos, y les andan llamando por teléfono a sus hijos, aquí lo digo públicamente pasan hasta dos semanas o tres y yo no hablo con el alcalde.
Oiga esa calle tan polémica platíqueme ¿levantaron una calle frente a su casa y hasta le pusieron concreto hidráulico?
¿De qué calle hablas?
De la calle dónde vive
“Nooo, para nada. Yo vivo en Zempoala y el que quiera ir a Zempoala frente a mi casa, no hay absolutamente nada. Esa calle está a 20 metros hacia abajo, porque, para beneficiar a todas esas familia, pero no al papá ni a la mamá”.
¿Está equivocado quien afirma que la calle está afuera de tu casa, la calle nueva?
“Yo no diría equivocado, es mala fe, y no hay más”.
¿Qué les dices a tus enemigos, qué no sé si sean pocos o muchos?
“Yo no tengo enemigos”.
¿No te gustan los gobernadores de dos años, eres polémico dices cosas?
“Ese es un error francamente penoso, ¿un gobernador de dos años? En lo absoluto, ahí estoy de acuerdo con el señor senador José Francisco Yunes Zorrilla, gobernador de dos años no debe proceder, y así lo dijo tres veces, y yo coincido, con ese extraordinario senador que anda recorriendo el estado de Veracruz, sirviéndole a los veracruzanos”.
Eso es muy político, señor.
“No. Yo hago política cultural y educativa, esa es la política que yo realizó”.
Don Guillermo, le dejo mi afecto reiterado.
“Lo aceptó y no necesito devolverlo cuentas con él desde hace mucho tiempo”.
Guillermo Zúñiga Martínez ahora ya camina lento, pero no pierde ni la garra ni la gallardía.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo