19 de Abril de 2024
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¿A favor o contra el pueblo?
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2015-03-02 - 12:42
Buen día, apreciado lector:
Allá en los años sesentas mí querido Acayucan era un pueblo tan pequeño y con tan pocos habitantes que a mis ocho años de edad, cuando junto con Pedro, mi hermano éramos ya consumados voceadores del semanario “El Mensaje”, de Yayo Gutiérrez Castellanos, en pocos minutos atravesábamos de cabo a rabo la población.
Todos los ciudadanos se consideraban buenas personas, honorables y respetuosas.
Por ejemplo, a nadie se le ocurría entonces pensar qué hacía un niño fuera de su casa a las cinco de la mañana; nadie entonces se imaginaría que podría correr un grave peligro en las calles, porque sus habitantes eran personas bien educadas o por lo menos, respetuosas de sus semejantes.
Tampoco ningún padre de familia o alguien de la recatada sociedad pondría el grito en el cielo “para proteger los derechos humanos” de algún niño que saliera a ganarse el pan de cada día para ayudar al mantenimiento de la numerosa familia.
Todo eso se veía natural y positivo, porque así se fomentaba el espíritu de superación y hacía a los niños sentirse orgullosos de ayudar a sus padres y estimulados “para ser alguien” en el futuro.
En fin, éramos una comunidad trabajadora y pocas veces se sabía de crímenes o asesinatos, la gente vivía en armonía y siempre con el espíritu de superación.
Han pasado apenas menos de cincuenta años y ahora por todas partes es un caos, no hay como antes, muchas oportunidades de trabajo pero se ha perdido el espíritu emprendedor y los buenos modales; hoy, poca gente, aunque lo quiera hacer, deja de mostrar cortesía, temerosa de que le respondan con groserías y agresiones.
¿Qué nos pasó? como dice la canción ¿qué fue de nuestra historia?, ¿a dónde vamos a parar?, hoy estamos viviendo en medio de la zozobra, del miedo, de la incertidumbre, nos sentimos desprotegidos, no confiamos en nadie y para acabarla de amolar ya no sentimos ni siquiera el apoyo de los gobernantes.
Los que tenemos un empleo más o menos la vamos pasando, muchos de los que no lo tienen caen en la desesperación y tratan de tener ingresos a como sea sin pensar que incurren en ilícitos o que dañan a sus semejantes pero lo peor, estamos llegando a situaciones intolerables en que la población se vuelve víctima de sus propias autoridades.
ASALTANTES CON LICENCIA
Para no ir muy lejos, ya es un clamor desesperado el de ciudadanos de todos los niveles que a base de grandes esfuerzos consiguen su carrito para desplazarse por la ciudad y son prácticamente asaltados en despoblado por los agentes de Tránsito y Seguridad.
Al menor intento de estacionarse en lugar prohibido, al conductor se le aplica todo el peso de una ley confusa que para empezar nadie conoce porque no se le da la difusión requerida; las multas son excesivamente caras a pesar de que no hay dinero; no hay diálogo ni ánimo de conciliación, además el crecimiento de la ciudadanía ha superado al de la ciudad; hay muchos vehículos y poquísimos estacionamientos.
Desde los años ochentas este reportero ha planteado que autoridades y empresarios se organicen para financiar la construcción de estacionamientos verticales y una vez que haya estos espacios, entonces sí endurecer la aplicación de la ley, pero no antes como está pasando ahora.
Pareciera que somos enemigos de la ciudad, que somos todos delincuentes, que solo salimos con nuestros vehículos para causar daño, el operativo alcoholímetro es otro abuso disfrazado de prevención en el que se advierte de inmediato el ánimo de apretar en favor de las empresas grueras.
De la noche a la mañana surgieron empresas de grúas con nombres sospechosamente parecidos a los de claves policiacas que te enganchan ante la menor infracción y cuyos dueñios no está claro quiénes son.
Hemos sabido y visto a través de la prensa y la televisón de centenares de quejas como el de una señora embarazada y muchísimos, denunciados por la sociedad. Hay otros casos que no se denuncian por el temor que provocan esos agentes que incluso han amenazado de muerte a una familia que fue al ministerio público y no le hicieron caso y ya de plano decidieron callar.
No sabemos qué pasó para que nos esté sucediendo este tipo de agresiones de parte de las propias autoridades.
A pesar de que el joven gobernador Javier Duarte de Ochoa hace su mejor esfuerzo por llevar un gobierno atento y respetuoso con los gobernados, hay colaboradores que no lo ayudan y contribuyen a crear ese creciente malestar que a la larga, este mismo año puede conducir al rechazo social en las urnas.
Será necesario que el Secretario de Seguridad Arturo Bermúdez y el alcalde Américo Zúñiga Martínez junto con sus colaboradores, revisen lo que está sucediendo y pongan un alto a estos desmanes oficiales, antes de que las cosas se sigan calentando y saliendo de control. Mientras tanto nos seguiremos encomendando a Dios al salir a la calle.
Que sea una semana de armonía para todos.
gustavocadenamathey@hotmail.com
Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.


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