Entrados ya en el proceso electoral federal 2015, los veracruzanos reciben la visita del líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien no deja de aprovechar la más mínima tribuna –ya sea un parque, una plaza, una colonia- para como es ya su costumbre descalificar la administración federal del presidente Enrique Peña Nieto y de paso darle una tallada al gobernador Javier Duarte.

Claro que los veracruzanos sabemos cuáles son los errores y deficiencias de la administración estatal, claro que sabemos que el principal lastre de las administraciones públicas en México se llama “corrupción”; por lo que nos parece indolente e insolente del ex candidato presidencial venir e intentar erigirse en un mesiánico salvador de la patria.

Y le digo esto por una simple razón para decir y hacer se tiene que parecer, y con todo el respeto para sus huestes, el señor López Obrador es el menos indicado para hablar de corrupción, y mire porque se lo digo.

El mexicano es por naturaleza propenso a olvidar el pasado, y dejarse llevar por lo que ve y oye en determinada circunstancia, pero a muchos no se nos olvidan las cosas.

Para el famoso tabasqueño, todos los políticos son corruptos, menos él, acaso ya se le olvido como con un vídeo se mostro a su operador estrella René Bejarano guardándose los billetes en un portafolio y hasta en las bolsas del saco.

Cuando se le increpo al respecto, su dicho fue el de siempre, eso es un complot, pero nadie del equipo de AMLO jamás dio la menor explicación sobre los billetes.

Aun cuando el señor Bejarano estuvo en la cárcel por poco tiempo, tenía privilegios especiales, hechos que jamás mencionó el mesiánico líder, a pesar de negar su relación y señalar que ya no colabora con él, se sabe que sigue operando a su favor aun desde el PRD.

Nunca AMLO ha hecho pública su declaración patrimonial, a pesar de sermonear con el llamado a la transparencia, para el eso no aplica; quiere cambiar a México y atenta contra la constitución al no presentar declaraciones de impuestos.

A los capitalinos no se les olvidan los escándalos de su vástago en una camioneta Cherokee acompañado del chofer mejor pagado del mundo, el siempre leal “Nico” que se embolsaba al mes 60 mil pesos a cargo de las arcas del gobierno del Distrito Federal.

Tampoco ha explicado cómo y de donde salieron los recursos para que su hijo se comprará un condominio en París. Para AMLO eso no aplica.
Durante su administración su secretario de Finanzas, Gustavo Ponce fue grabado derrochando a manos llenas el dinero de los capitalinos desde un casino en Las Vegas, en donde tenía trato preferente.

Nunca esclareció a quienes y como adjudicaba las obras de los puentes del segundo piso, en donde los recursos fluyeron a manos llenas, benefició con contratos multimillonarios a los concesionarios del metrobus sin mediar licitación alguna.

Por sus pistolas hizo bajar salarios a trabajadores del gobierno del DF, con pleitos laborales aún vigentes; escándalos por recibir mordidas de vendedores ambulantes y taxis piratas.

Vivir en una residencia en Las Lomas llamada "Residencial Toscana" valuada entre 10 y 20 millones de dólares, y ubicada entre la de la Maestra "Elba Esther" y la de Slim.

Y por si lo olvidaba el ahora paladín de la anticorrupción vetó y se opuso a la “Ley de Transparencia” en su momento.

Le pregunto amable lector, ¿considera usted que con estos hechos el señor López Obrador tiene calidad moral para erigirse como el promotor de la transparencia?

Al tiempo.

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Twitter: @LuisBaqueiro_mx


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