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Deber hacer
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2015-01-06 - 09:49
Son constantes los programas a los que por inercia o voluntariamente la televisión abierta o de cable nos da líneas de entendimiento de lo que ocurre en el país en el convulsionado entorno político.

O columnas y artículos de fondo en los medios impresos y en la red que tratan de escudriñar, hasta el paroxismo, lo que es y lo que se debe de hacer en torno al porvenir.

Algunos conductores, analistas o periodistas de diverso origen y preparación suelen exponer hasta los límites del saber, entender, por lo demás válido, experiencias de naciones desarrolladas o subdesarrolladas, opciones y posibilidades, directrices que pueden o han de tomar el gobierno federal, estados y municipios, legislativo y judicial, partidos y organizaciones, medios de comunicación, en aras de revertir el descrédito del quehacer público.

Desde la llamada superestructura del poder y sus allegados empresariales y de distintas organizaciones sindicales han de andar en lo mismo respecto a las fallas del sistema, avances y retrocesos, pesos y contrapesos en una sociedad que inercias del pasado incluidas, han propiciado un desarrollo, por decir lo menos, mediocre.

Con o sin línea reiteran las 11 reformas estructurales que dieron el impulso y el sello inicial del gobierno de Peña y del que son enormes las expectativas en los próximos meses, sobre todo en la educativa, la energética, la financiera.

Un prestigioso integrante del Centro de Investigaciones y Docencia Económica, por cierto muy atinado, Feliz, expuso hace algunas día en Foro 40 que a los inversionistas extranjeros les parece tolerable el grado de corrupción que hay –en el nada honroso 103 en el mundo- a los siempre y cuando el liderazgo no esté en riesgo como ahora parece estar con el presidente Enrique Peña Nieto.

Como sea los medios de comunicación ilustran, mueven o conmueven, propician crítica, manipulan, depende de distintos factores que inciden en la llamada opinión pública.

De ahí la importancia de acciones de fondo con tal de atenuar la imagen interna y externa que hay poco favorable ante estos desajustes de orden estructural agravados por la presencia del narcotráfico y la oleada delincuencial que no dejan bien parado al país.

Entre el qué debe hacer y el qué hacer está la disyuntiva, en un asunto que más de comunicación es de política.

Difícil suponer en todo caso que la crisis de credibilidad requiera de una transformación cuasi total cuando se cuenta con una Constitución y una andamiaje integrado por 295 leyes federales más las estatales que con su aplicación tal cual de otras recomendaciones estaríamos hablando.

Toca también a los líderes de derecha, centro e izquierda muchas de las respuestas que espera una población que en menos de tres décadas pasó de 65 a 130 millones de habitantes, en esta pluralidad y aún naciente cultura de la democracia.

Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.

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