Cuando menos los últimos 30 días han sido de pruebas y más pruebas para la gobernabilidad en Veracruz… Una a una se ha ido superando, de tal suerte que me imagino al gobernador Javier Duarte como un competidor en carreras de obstáculos, a partir de la ceremonia de inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Ese día “participó” en la competencia de salto de altura y bien la libró, rompiendo la marca establecida e imponiendo nuevo “récord” con una ceremonia que parecía y fue un verdadero pastel que disfrutaron los miles de asistentes.
De inmediato inició su participación en la carrera de obstáculos que fue significando cada una de las competencias en escenarios distintos, librando una a una con resultados favorables, lo que le valió al comité organizador, y a él, como cabeza del mismo, buenas calificaciones que la vida les fue otorgando, como iban avanzando las participaciones de cada una de las ramas deportivas… Salió bien remo, ecuestres, tenis de mesa, beisbol, basquetbol, futbol, etcétera… Uno a uno de los escenarios deportivos fue agotando su agenda oficial y cerrando sus puertas y, con ello, se iba avanzando en la “carrera de vallas u obstáculos” que imaginariamente o sistemáticamente se fue dando.
Después de 17 días de limpias competencias deportivas y exitosas jornadas de organización, Veracruz se colgó al cuello una gran medalla por la anfitrionía y calidez de su gente y porque las cosas se fueron dando en orden, tranquilidad y paz pública.
Una vez agotada la agenda deportiva, con las respectivas entregas de medallas a los ganadores, se presentó, nuevamente, la “competencia de salto de altura” para el comité organizador, con el gobernador Duarte a la cabeza, al echarse a cuesta otro evento multitudinario para la clausura y, ahí, nuevamente la libraron y dejaron huella imborrable de capacidad de organización con una inolvidable ceremonia, para la cual hubo entrada gratis, por lo que el estadio estuvo full.
Una a una de esas pruebas fueron superadas, y los JCC son capítulo cerrado.
Ahora viene una competencia de alto riesgo y es nuevamente de “salto de altura”, pero con la vara más alta, pues a la Cumbre Iberoamericana asisten jefes de estado de los países de América Latina y de la península ibérica… Es decir, puro “mandamás” de primer nivel, por lo que su resonancia traspasa las aguas del Atlántico.
La presencia de los presidentes latinoamericanos, de Portugal y España, que trae doble representación por la llegada del rey Felipe, obliga a reforzar los niveles de organización del desarrollo de la Cumbre, sin descuidar la gobernabilidad, que en estos tiempos es esencial para la realización de un evento de tanta relevancia y, en eso, está metido al 100, Duarte desde hace varios días, checando uno a uno de los detalles que como gobernante debe cuidar, con la finalidad de que esta nueva prueba de alta competitivad, también deje resultados satisfactorios a los participantes, a los jefes de estado y a la ciudadanía.
Creemos que cada prueba de las “competencias de obstáculos” y de “salto de altura” en las que ha participado Javier Duarte, le permite tener la capacidad y la firmeza para “librar” este nuevo reto, que habrá de dejar buen sabor de boca a los gobernantes visitantes y al propio gobierno de la república, por ser un evento de responsabilidad nacional en un escenario internacional.
Duarte, a estas alturas, ya cuenta con un equipo de colaboradores de experiencia que han asumido plenamente la responsabilidad que les ha otorgado y que le han aprendido a entregar buenos resultados, por lo que se espera que la Cumbre Iberoamericana sea un motivo más de orgullo para Veracruz y los veracruzanos… Y por qué no decirlo, para México entero.

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