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¡TE QUEREMOS, PEÑA!
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2014-12-04 - 10:21
Casi casi como un himno surgieron las palabras al viento: “te queremos, Peña, te queremos”, frase repetida de los asistentes al acto realizado ex profeso en Cintalapa el anterior lunes, mientras el responsable de la conducción política nacional reconocía, evidentemente emocionado, esas muestras de calor chiapaneco.
Era su primer discurso del 1 de diciembre e inicio del tercer año de gestión acompañado del gobernador de esa entidad, Manuel Velasco -impecable vestimenta siempre de colores verdes y claros, presto a sonreír a las cámaras de video y fotos, iniciador de aplausos ante cualquier frase- y de algunos secretarios de despacho: Jorge Carlos Ramírez Marín y Rosario Robles, atentos al discurso, en el cual ratificaba sus 10 medidas urgentes ante la crisis de inseguridad y desigualdad acendrada del territorio sur de la república, con sus más preclaros ejemplos: Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
De manera insistente hizo hincapié en la eliminación paulatina de mil 800 policías municipales, mal pagadas y dispersas que hay en operación en el país, por 32 de mando único, supone uno, mejor remuneradas y capacitadas para, también se infiere, cuidar y hacer cumplir la ley; la otra, generadora de ámpulas políticas y constitucionales, intervenir municipios en los que haya indicios claros de presencia del narco, que les cancelará atender obligaciones de vivir en paz y algo de sus mermadas haciendas, pues de sus presupuestos se tomarán partidas destinadas a estos fines.
Frente a los chiapanecos admitió una vez más que los acontecimientos de Iguala y Ayotzinapa dejan en evidencia, al desnudo, pues, las debilidades institucionales que acaecen de manera indefectible en la escala más débil de los poderes admitidos: los municipios.
Reiteró a su vez la necesidad de crear polos económicos específicos en esas tres entidades del sur que, desde hace muchas décadas, se sabe, son expulsoras netas de personas hacia otras partes del interior y hacia los Estados Unidos, en busca de mejores condiciones, en tanto que en esas regiones han prevalecido aún cacicazgos y atrasos por ancestrales de sobra conocidos, pues en el lapso las políticas de estrategia económicas impulsadas por los gobiernos del PRI y del PAN han privilegiado la zona centro, pacífico oeste y noreste por encima de toda consideración y dadas sus aproximaciones hacia el mayor mercado del mundo, que es la nación vecina.
El sur, que espere.
Enrique Peña por supuesto que sabe de los riesgos prevalecientes en Guerrero, Oaxaca, el mismo Chiapas, y algo adelantó, aunque no demasiado, lo que ya es un clamor de esas entidades que aún conservan realidades políticas, económicas y sociales de siglos anteriores con habitantes que valen más de lo que suponen.
Peña estuvo conmovido en Cintalapa, ávido, evidentemente, de palabras de aliento, de desprenderse de esa cara que se endurece y que también se conmueve, por las sacudidas conocidas de Tlatlaya, Ayotzinapa, tren, casa blanca, sombras esparcidas.
Ahora, hechos de ley, a recobrar la confianza de la mayoría de la sociedad, aplicar la Constitución, lo que queremos, además de evitar el autoritarismo, ejercer la crítica y el sueño de equilibrar el sur con el centro y el norte, que no verá su sexenio ni quizá algunos de nuestros ojos, donde sobran ejemplos de escasa ética política.

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