UNA VERDAD insoslayable, fue la que expresó ayer el procurador general de justicia, Luis Ángel Bravo Contreras, ante la presencia de los diputados locales y durante su comparecencia para ampliar el informe gubernamental de Javier Duarte de Ochoa, al manifestar que México está cambiando. Efectivamente, nuestro país está sufriendo, de nueva cuenta, una transformación política y social que le hará bien, porque de esa manera es como se busca caminar de forma segura por el amplio sendero que le ofrece el futuro. Sin embargo, como también lo refirió el propio procurador general de justicia, se han trazado nuevas perspectivas en estas transformaciones y para eso ha sido necesario revolucionar las acciones jurídicas que hoy lo mueven y que tienen un gran impacto en todos los rincones de la nación, de manera especial en el estado de Veracruz, donde, lo dijo Bravo Contreras, migra su sistema penal para beneficio de una sociedad más participativa y demandante. De esta manera, también lo dijo el procurador, a nivel nacional comienza a regir un nuevo ordenamiento penal, es decir, la aplicación del Código Nacional de Procedimientos Penales, para lo cual la propia dependencia, persecutora de los delitos en la entidad, ha tenido que preparar a sus agentes del Ministerio Público para su correcta aplicación. Todo lo que dijo el procurador está bien. Es su derecho y así lo debieron entender los legisladores locales que recibieron las respuestas a las diversas preguntas que se le formularon. Sin embargo, hay algo que, sobre todo lo que se ha hecho en la Procuraduría General de Justicia, todavía, a pesar del tiempo, no encaja perfectamente bien. Nos referimos a la confianza que los ciudadanos veracruzanos deberían tener, a estas alturas, en estas instituciones, como la de la procuración de justicia en Veracruz, pues uno de los grandes problemas que tiene la dependencia, como las autoridades que conducen esta responsabilidad, es la certificación de las agencias del Ministerio Público como instancias confiables y ajenas a todo acto de corrupción. En el México que está cambiando, es necesario, de la misma forma, emprender la tarea de buscar transparencia, honestidad, confianza y la constante lucha por desaparecer la corrupción que ha puesto en serios aprietos a la verdadera procuración de justicia, no tan sólo en Veracruz, sino en todo el país, donde efectivamente se busca que México cambie para volver a los tiempos de la buena fe, de la verdadera aplicación de la justicia, basada en elementos probatorios suficientes y sin presión alguna para las personas, donde la verdad salga a la luz mediante las investigaciones científicas y la seriedad de quienes tienen la responsabilidad de hacer las correctas consignaciones… Y CUÁNTA VERDAD tienen, sin duda, quienes luchan todos los días para que la corrupción, las desviaciones de recursos económicos, la deshonestidad en el ejercicio de la función pública, puedan desaparecer, si no en su totalidad, cuando menos en un porcentaje aceptable en estos tiempos. Estos personajes, que de alguna manera están inmersos en sus funciones, se han comprometido a trabajar para erradicar este fenómeno social que desde tiempos inmemoriales se ha concentrado, de manera especial, en el quehacer público. Por eso llama la atención el caso del contralor general del estado, Ricardo García Guzmán, así como del titular del Orfis, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, que se han dedicado, incluso en contra de muchas corrientes que quisieran arrastrarlos, a evitar que la función pública siga degradándose y cumpla con los objetivos que se han trazado… ACOMODAMIENTOS, ENROQUES, nuevos nombramientos en el gobierno veracruzano, es posible que sucedan en los días por venir. Ya lo informó el Partido Revolucionario Institucional, que los funcionarios públicos tienen hasta los últimos días del mes de diciembre para que renuncien a sus respectivos cargos, si es que quieren participar en la próxima contienda electoral, por lo que muchos deberán estar preparando maletas para dejar su responsabilidad, pero además de todo esto, cumplir hasta el último momento con la carga de trabajo que tuvieron y que tienen, todavía, bajo su mando. Esto es importante para quien venga a sustituirlos, pues la función tiene que seguir, y más cuando en estos momentos ya falta poco tiempo para la conclusión de este sexenio. Se va, en principio, el secretario general de Gobierno, Erick Lagos Hernández, que representa el número dos en el organigrama de la administración pública estatal. De ahí para abajo es posible que surjan otras renuncias, aunque de momento no confirmadas, porque hay casos en que dichos funcionarios están echando marcha atrás, como ya lo comentamos en una ocasión en este mismo espacio, porque al transcurrir el tiempo, se han dado cuenta que las condiciones políticas no les favorecen, por lo que han dejado, incluso, de promocionarse, debido a que estarían echando dinero bueno al malo en estas actividades de posicionamiento… QUIEN NO DEJA DE EMPUJAR para adelante, es el senador veracruzano José Francisco Yunes Zorrilla, que busca, como todo mundo sabe, llegar a conducir los destinos de la entidad veracruzana. Tiene, desde luego, la capacidad y la experiencia política, que ha demostrado permanentemente, logrando realizar una carrera política que en estos momentos lo respalda, definitivamente, para lo que quiere. Es un aspirante natural, que ha salido de las filas del trabajo, de la constante preparación política y profesional, pero que además, ha sabido conducirse entre los veracruzanos con un alto sentido de responsabilidad, atención y caballerosidad, que lo han llevado a ser ampliamente aceptado y conocido en todo el ámbito político de Veracruz… HAY, POR CIERTO, UNA pequeña preocupación y hasta podría decirse que cierta expectación respecto del proyecto político de homologar las elecciones locales con las federales, principalmente, en lo que corresponde a la gubernatura del estado. Este proyecto, desde luego, es meramente político y tiene, entre todas las cosas, cierto interés para ponerlo en práctica y sobre la mesa, para que sea ampliamente discutido, sobre todo entre los legisladores veracruzanos, que tendrían, en todo caso, que proceder a las pertinentes reformas constitucionales. Esto, desde el momento en que se conoció, levantó ámpula y hasta comenzaron de inmediato las reacciones en contra. Sin embargo nada ha pasado y todo parece estar pendiente, por cuanto corresponde a la correspondiente iniciativa gubernamental para que este proyecto político, de veras, aterrice. Cada cual, en su momento, propuso tiempos sexenales, de tal manera que surgieron opiniones diversas sobre lo más conveniente, es decir, la gubernatura de dos años, de cinco y lógicamente, de seis, como está constitucionalmente previsto. Pero, como alguien dijo, hay tiempo, todavía, para pensar en una acción definitiva que no lastime, que sea viable y que deje contentos a todos… Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede…

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