A 14 años de la desaparición física del ex gobernador de Veracruz, Fernando Gutiérrez Barrios, su actual gobernador, Javier Duarte, le rindió un merecido homenaje a quien fuese conocido como el “hombre leyenda”.
Una pléyade de ex funcionarios de la vieja guardia y una nueva generación de políticos se dio cita ante el busto a su memoria, con el marco majestuoso que da la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río.
Para el gobernador Duarte fue la oportunidad para acallar las voces que le reprochaban su falta de reconocimiento a un hombre que entregó su vida al servicio de la patria.
Fue el escenario ideal para sopesar el pasado con el presente, para señalar que el legado gutierrezbarrista está más vivo y vigente que nunca.
Su capacidad y templanza para teñir su política con el terso guante en la atención tanto al ciudadano como a los asuntos de estado, ese tesón y temple para empuñar el guante y ser cabal cumplidor del estado de derecho, sin violentar la norma, anteponiendo en todo momento el interés supremo de la patria, son de destacar.
Para el gobierno duartista es ideal retomar su legado, procurando honrar la lealtad y disciplina por México y por Veracruz, que tanto profesó.
De don Fernando se dicen muchas cosas; para un servidor, quien trabajó a su lado por más de 23 años, fue quizá el más alto honor, al coincidir con un personaje que por sí solo dejó huella.
Su tránsito por la historia podrá tener sus claroobscuros, pero qué personaje de la historia mexicana no los tiene.
Lo cierto es que cuando el país vive el periodo más convulso de su historia más reciente, el aporte de Gutiérrez Barrios está más vivo y vigente que nunca.
Hoy más que nunca, personajes de su talla requiere nuestro país para encarar las verdaderas tempestades que afronta el México del siglo XXI, cuando la credibilidad de las instituciones y la lucha contra el crimen organizado arrebatan las planas de todos los medios nacionales.
Gutiérrez Barrios pasó a la historia por ser un entregado amante de su patria, por servirla con lealtad y templanza hasta el último momento de su vida personal, siempre reservada para un exclusivo grupo de personalidades; queda el recuerdo de su habilidad y capacidad para sopesar cada una de las situaciones que enfrentaba.
Hábil e inteligente, se supo siempre rodear de los mejores hombres y mujeres con los dos únicos objetivos que le precisaban: México y Veracruz, siempre buscando servir y no servirse, algo que en la actualidad dista mucho de profesarse por los políticos.
Desde aquí nuestro reconocimiento a Fernando Gutiérrez Barrios, más vivo y vigente que nunca.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo