"No es vergonzoso cambiar de opinión: es vergonzoso cambiar de opinión por interés.” - Víctor Hugo.

En Veracruz es común escuchar el dicho popular, que no hay que ser puerco y a la vez trompudo, para referirse aquellos que a sabiendas que han cometido una falta o un delito, pues intenten justificarlo al amparo de cualquier pretexto.
Pero este dicho bien pudiera aplicarse como analogía a dos personajes que en verdad o rayan de tozudos, o simplemente son sínicos.
El primero, lleva ya su 30 años viviendo de la ubre que le representa el gobierno del Estado, o cualquiera de sus niveles a la sazón de protestar por si lo vieron feo, si no le cumplieron sus caprichos, si invade y le aplican la ley por despojo, o más recientemente si emplea menores de edad para hacer sus ya populares escaramuzas de protesta.
Nos referimos claro está al no famoso, ni grato personaje Cesar del Ángel, quien envalentonado como es, amedrenta a cuanto periodista le critica, bajo el amparo protector de un abogado, que extrañamente se presta ahora a los escarceos y simulaciones de este personaje.
Y es que son ya conocidas sus acciones para amedrentar y amenazar a cuanto comunicador le recuerda su pasado, sino pregúntenle a Claudia Guerrero o a Manuel Rosete a quienes este sujeto les ha apedreado el rancho con su burda forma de intimidación.
Pero volvamos al tema, dice el refrán que no hay que ser puerco y trompudo, si sabes que tarde o temprano tendrás que pagar por tu pena, y es que en su afán de mostrar su valor, ha retado a cualquiera a que le interponga una denuncia, pero no contaba con dos valientes féminas que ya lo tienen entre ceja y oreja.
Yadira Hidalgo, directora del Instituto Municipal de las Mujeres de Xalapa (IMMX), quien lamentó estas expresiones que vulneran la dignidad de menores de edad, y por supuesto la procuradora de la Defensa del Menor, la Familia y el Indígena del DIF Estatal, Adelina Trujillo Landa, quien afirmó que de confirmar que se trató de menores de edad, interpondría una denuncia ante el ministerio público, porque vulneraron sus derechos como infantes.
El segundo personaje, de esta analogía, es nada más y nada menos que el actual defensor de los Derechos Humanos del Estado de Veracruz, Fernando Perera Escamilla, quien fiel a su costumbre de talegón, ha señalado que deben interponer una queja para ellos atender el asunto.
Valiente obudsman tiene nuestro estado, que con el cinismo y la desfachatez que le brida la protección de su padrino político –clero católico-, deja indefensa a la población.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo