26 de Abril de 2024
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¿Y LA LEY?, BIEN GRACIAS
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2014-10-11 - 10:38
Dice el Código Penal del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave: “Artículo 269-A.- A quien obstaculice una vía de comunicación estatal, rural o urbana, se le impondrán prisión de seis meses a cuatro años y multa hasta de 80 días de salario.
“Se entiende como vías públicas de comunicación de competencia estatal, aquéllas que tengan esa calidad en términos de la legislación de la materia”.
Resulta evidente que los gobiernos de todos los niveles en países democráticos como el nuestro, tienden a claudicar irremediablemente a cumplir con su obligación de hacer cumplir las leyes, cuando esto les pueda acarrear desprestigio ante poderosos grupos de interés político a nivel local, estatal, nacional y hasta internacional, y ante la opinión pública y publicada. Lo mismo ocurre en Grecia, Portugal, Chile… en España con los “indignados” que demostraron no tener la suficiente representación numérica, pues en las elecciones presidenciales ganó la derecha y por un buen margen. Pero eso sí, aún no siendo numerosos en proporción, logran hacer el suficiente escándalo ante los medios de comunicación.
El estado de Veracruz y Xalapa no escapan a esa tendencia. El lunes 6, por fin elementos de la Secretaría de Seguridad Pública cumplieron con el deber que tiene el gobierno de desalojar, por medio de la fuerza si es necesario, a personas que estaban bloqueando la calle Enríquez frente a Palacio de Gobierno. Bien que el gobierno cumpla con su deber, pero me atrevo a decir que si la autoridad sí actuó esta vez, fue porque esos grupos de personas no tienen una organización real, efectiva, con la que pudieran ejercer la suficiente presión. Esperamos que se mida con el mismo rasero a todos, y se dé el mismo trato cuando se trate de los 400 Pueblos, Antorcha Campesina, el Partido Cardenista y similares. Si no se actúa así, hasta va a parecer injusto que se desaloje a unos y a otros no.
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Reprimir.- Contener, refrenar, moderar. Sinónimo de castigar y detener. (Pequeño Larousse Ilustrado)
Existe la tendencia en líderes políticos y líderes de opinión en general, con el objetivo de manipular psicológicamente a las mayorías, de satanizar algunas palabras o términos y darle un trato eufemístico a otros. Esta manipulación del léxico es más importante de lo que superficialmente pudiera pensarse. Así, podemos citar como ejemplo palabras como “terrorista”, que si nos atenemos al concepto del término, los héroes de la guerra de nuestra independencia fueron terroristas, así como los próceres de la Revolución mexicana. De hecho, de acuerdo con el diccionario, no hay diferencia esencial entre un terrorista y un insurgente. Sin embargo, este último término se ha difundido en sentido positivo; tanto, que hay calles, escuelas, etcétera, que llevan el nombre de “insurgentes”. “Intolerancia” es otro término bastante satanizado, cuando baste decir que todos tenemos el deber de ser intolerantes ante ciertas cosas.
No se puede culpar tanto a gobernantes y políticos en general por no ejercer coacción ante ciertas situaciones que lo ameritarían, por el temor de ser tildados de “represivos”. Existe la propensión, no sólo en México, sino a nivel internacional también, a llamar "represión” a cualquier intento del estado por hacer cumplir la ley por medio de la fuerza. Hemos visto caer gobiernos nacionales por revueltas que iniciaron cuando la fuerza pública desalojó plazas y vías tomadas por manifestantes. Los gobernantes deben cuidarse de señalamientos de comisiones de “derechos humanos” y ONG nacionales e internacionales que por lo general tienden a un solo lado: la izquierda. Organizaciones como Amnistía Internacional, que muchas veces ponen el ojo inquisidor y señalan a gobiernos y gobernantes con información falseada por los opositores más radicales de esos gobiernos.
En cuanto a la represión en sí, si nos atenemos al concepto del término, es deber de toda autoridad reprimir a todo aquél que cometa un delito.
Así que en Veracruz el gobierno se ve en la disyuntiva de garantizar el derecho al libre tránsito de los ciudadanos y ser tildado de “represor” por los grupos radicales que obstruyen vías de comunicación, o de plano para evitar ser considerado dictatorial (hasta “fascista” llegan a llamar al gobierno los grupos extremistas de izquierda), le permiten a ciertas organizaciones e individuos cometer el delito de obstruir vías de comunicación, y así violentar el derecho al libre tránsito del resto de los ciudadanos.

TEMA INEVITABLE, IGUALA

Hasta el momento de escribir estas líneas todavía no se tenía la certeza de la suerte de los 43 normalistas secuestrados por el grupo criminal Guerreros Unidos en Iguala, Guerrero, al cual al parecer pertenecía el presidente municipal perredista de esa ciudad, José Luis Abarca, hoy prófugo.
Se encontraron cuatro fosas más con cuerpos (no se dio a conocer el número), aparte de las seis encontradas anteriormente que contenían 28 cadáveres semicalcinados.
Dicen que la esperanza muere al último, y se comprende que en medio del dolor y de la incertidumbre, los familiares de los desaparecidos se aferren a la posibilidad de que sus hijos sean hallados con vida, pero… si ya uno de los sicarios detenidos confesó haber ejecutado él solo a 17 normalistas, y él mismo dio la localización de las fosas, sería dejar volar demasiado la imaginación pensar que los cadáveres encontrados no pertenezcan a los 43 normalistas de Ayotzinapa, matriculados en la escuela Raúl Isidro Burgos.
El asunto está ya teniendo resonancia internacional incluso. Aquí en el país se han dado manifestaciones en casi todas las ciudades, exigiendo que aparezcan con vida esos jóvenes. Por ello, aunque resulte obvio y redundante, me uno a los que insisten en la necesidad de que los secuestradores y posibles asesinos de esos normalistas sean detenidos y encarcelados.
Sin embargo, necesariamente surgen preguntas que deberán responderse si se quiere llegar al fondo del caso. ¿Qué interés puede tener cualquier grupo criminal en secuestrar, ejecutar, incinerar y sepultar a más de 40 estudiantes normalistas? ¿El hecho de que esos normalistas de Ayotzinapa acostumbren bloquear importantes vías de comunicación, secuestrar y en no pocas ocasiones incendiar y destruir autobuses, entre otras cosas, tuvo que ver en lo que pasó?
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

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