23 de Abril de 2024
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EL NICHO DE NICHO
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2014-08-19 - 10:15
Para quienes hemos tenido el infortunio de transitar por la flamante autopista, carretera o lo que sea, mal llamada el libramiento de Coatepec, no podemos dejar de recordar que pareciera que seguimos viviendo en los tiempos de don Porfirio.

La susodicha pista no te lleva a ninguna parte… ¡perdón!, te lleva a la casa, finca, rancho o hacienda de Dionisio Pérez Jácome.

El tramo de tres kilómetros que arranca en las puertas de Coatepec y termina en una gasolinera, previa a la finca de “Nicho”, costó la friolera cantidad de 300 millones de pesos.
Es una obra federal que se planeó desde el infausto gobierno de Felipe Calderón, bajo la tutela de la Secretaría de Comunicaciones, y sería hasta el sexenio de Enrique Peña Nieto cuando se concluiría.

De hecho hace unos días se dio el banderazo de apertura.
Así que, si usted va a Coatepec y quiere disfrutar el escenario de la pista, pues es una buena oportunidad de hacerlo, considerando desde luego que se tiene que regresar al final de los tres kilómetros, ya que corre usted el riesgo de ponerse una perdida de aquéllas en los laberintos de las estrechas calles de Coatepec, peores que las de Xalapa en materia de baches.

El libramiento no libra nada, pero sí recuerda que en la era Fox mandaba a hacer calles y carreteras para los cuates y la familia. Recordemos aquélla que le mandó construir el sexagenario “jefe” Diego Fernández de Cevallos a su veinteañera novia.

La de Veracruz, la de Coatepec, pues nos evoca a los grandes hacendados, los caciques de horca y cuchillo, los jefes legendarios y mandamás políticos que tenían derecho de pernada.

Hoy con el libramiento de Dionisio, queda más que claro que no estaba equivocado Antonio López de Santa Anna cuando mandó construir la finca de El Lencero, para ocultar sus correrías o esconderse cuando andaba de pelada.

Poco margen de defensa le deja a Dionisio que por años guardó la mejor de las imágenes para terminar como todos, en el solapamiento, en la simulación, en el dejar hacer y dejar pasar… en la corrupción.

Dionisio Pérez Jácome Friscione, hijo del Dionisio que hablamos, fue en el sexenio de Calderón, ni más ni menos que el secretario de Comunicaciones y quien autorizó la obra más cara del mundo: el libramiento de Coatepec, al cual se le invirtieron 100 millones de pesos por kilómetro.

Trescientos millones de pesos ya cuesta ir a casa de don Dionisio, quien ha de decir: ¡Yo los valgo!..

Para el anecdotario del sinfín de rapacerías de políticos chicharroneros queda esta pista como mudo testigo ignominioso de lo que nunca más debería ser.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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