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SI TE PEGAN, PEGA
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2014-06-14 - 10:31
A Alfredo Valenzuela Calderón

El “bullyng” o acoso de menores y jóvenes en las escuelas es, como dicen los expertos, algo que viene desde los orígenes de la humanidad y que llegó para quedarse.
Es una manifestación de la conducta reactiva, que algunos controlan o de plano ajena a su temperamento, aunque inherente a la condición de las personas cuando les llegan o no al límite, con reacciones de máxima sumisión o de violencia a veces extrema.
¿Cómo atenderlo en una sociedad masificada?
Ha subido de tono por sus diversas manifestaciones que sorprenden y –valga la trillada palabra– asombran.
No solamente se trata de grandulones que traen asolados a los más flacos, gordos o feítos, a quienes les cobran cuota desde las loncheras hasta lo del “chesco”, como dicen los chavos y chavas, que no es poco ni asunto de días, a veces son de años, como todos lo presenciamos o hasta lo padecimos en algún grado.
Ahora se suman las redes sociales. Se observan casos de tal magnitud a la que son sujetos niños y jóvenes que les orillan a tomar decisiones fatales ante la mirada atónita de sus familiares, maestros y compañeros, cuando no hay mucho por hacer en contrario.
Cuántas chicas han sido objeto de toda clase de descalificaciones, presiones, que las llevan a esas situaciones críticas de dolor y soledad máximas, al ser expuestas en la red en condiciones de intimidad. O los de preferencias sexuales distintas.
En fin, ejemplos al por mayor suceden a nuestro alrededor y no resta más que entrarle a este fenómeno creciente.
¿Desde dónde? Gobiernos, familia, escuela, religiones, medios masivos de comunicación, redes sociales, factores todos integrantes del estado moderno que aspira al estado de derecho.
Del gobierno se esperan campañas permanentes de orientación social y en particular a las familias y a los maestros; además, aplicar la ley y algo relevante dicho por el titular de la Secretaría de Educación Pública, aplicar por primera vez el concepto de derechos humanos a los menores, lo que es un cambio radical y cualitativo.
Inercias familiares ancestrales por vencer, como la muy concurrida de padres y madres de aconsejar a los chicos con aquello de no te dejes, si te pegan, pega; no te juntes con esos pelados; eres mi campeón por haber golpeado a ese chamaco o chamaca. O quienes presencian el maltrato del padre a la madre y son sujetos de lo mismo, nada nuevo, lacerante condición social. No se diga que se dice mande.
Las escuelas son sede de todas las formas de educación que se da en los hogares. Allí se advierte quiénes son aplicados, macheteros o de plano ajenos a toda posibilidad de aprender; estos últimos suelen ser muy agresivos con los compañeros y forman sus grupos de opresión sobre los demás. Hay maestros conscientes de estas situaciones y tratan de auxiliar, en la medida de sus posibilidades, capacidades, disposición; porque tampoco les pagan para modificar esas conductas, así que hay mucho por trabajar de manera interdisciplinaria.
Las jerarquías religiosas pueden aportar mucho al respecto, hay quienes creen a pie juntillas todo lo que predican, la tolerancia, pues, una necesidad.
Medios masivos, publicidad, programas, uno de los grandes desafíos de equilibrar la libre expresión y algunos candados que eviten la evidente violencia en más de la mitad de los programas que se ven. Además la industria del espectáculo mundial, por cierto, de box, luchas y futbol, música de narcos y banda plenos de violencia y desamor.
Redes: Otro de los desafíos entre la apertura total y evitar ciertos materiales utilizados con relativa amplitud de trata de personas, prostitución y hasta esclavitud. ¿Será posible?
Finalmente algunos datos que acompañan reflexiones: la agresión y acoso grupal afecta a casi 19 millones de niños mexicanos de todas las condiciones sociales.
De la totalidad de infantes en escuelas, el 44 por ciento admite haber sufrido cuando menos una experiencia de violencia verbal, psicológica, física, sexual o, ahora, burla y exhibición en las redes sociales.
De ellos y ellas, el 40 por ciento declaró haber sido víctima de acoso; 25 por ciento más de insultos y amenazas y el 17 por ciento recibieron golpes.
Chuayfet insiste: las leyes deben ir acompañadas de políticas públicas encaminadas a reducir el maltrato que surge en el hogar y se expresa en las escuelas. Como parte de las 15 estrategias lanzadas hace una semana para combatir el fenómeno se creará, en cada entidad, un sistema de protección de los derechos humanos de los niños, enfocado en la denuncia, pero también en la prevención.

Astillero 1: Michoacán, Tamaulipas y Guerrero tienen ya fuerte intervención del gobierno federal en materia de seguridad; faltan ahora Estado de México y al paso que va el Distrito Federal se acerca a la gran lucha de las bandas del narco.

Astillero 2: En el Plan Nacional de Infraestructura faltan muchas más carreteras en Veracruz, por ejemplo la Costera del Golfo, entre Coatzacoalcos, Los Tuxtlas y Boca del Río.







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