24 de Abril de 2024
INICIO
Política Columnas Municipios País Orbe Educativas Cultural Sociedad Negocios Farándula Deportes Sucesos
-
AGROINDUSTRIA SIN APOYOS EN EL SURESTE
2014-04-09 - 09:51
Le platico algunas cifras: El 21 por ciento del PIB de América Latina lo genera el sector agrícola y la agroindustria. En México el 12 por ciento del PIB corresponde a la industria agroalimentaria. Esto indica el rezago o el potencial de crecimiento que este sector tiene en nuestro país. Nueve puntos porcentuales, cifras comparativas como las que siempre presenta el gobierno federal, pero en este caso no son optimistas, sino pesimistas.
En Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, y Durango, la agroindustria está organizada en clústers (cadenas productivas), que van desde la siembra hasta la comercialización de los productos terminados. Pequeños productores organizados conjuntamente con grandes empresas para satisfacer su demanda, y obtener mejor tecnología y precio. Es decir, integrando toda la cadena productiva. Fuera de la zona norte, el bajío y el centro son las otras áreas de México donde hay organización de productores y fabricantes para mejorar la competitividad del país.
Le pongo un ejemplo. Pepsico (Sabritas y demás marcas) compran en México cada año, 245 mil toneladas de papa, 210 mil de maíz, 370 mil de trigo y 700 toneladas de girasol. El modelo de agronegocios permite controlar la calidad a lo largo de todo el proceso agrícola, desde la entrega de semilla de alta calidad a los agricultores, hasta la garantía de compra del 100 por ciento de su cosecha. La empresa compra a productores nacionales el 17 por ciento de la papa industrial que consume. La producción de papa industrial tiene todavía un potencial de crecer 5.88 veces más. Y sólo para satisfacer la demanda de una empresa nacional, sin considerar el crecimiento en exportación.
Debemos considerar que la idea de los agroclústers es favorecer la eficiencia de la producción, dotar de valor agregado y construir toda una red logística que otorgue más competitividad a toda la cadena productiva. La realidad ha implicado que las grandes empresas en muchas ocasiones abusan de su posición dominante y explotan a los pequeños productores, estableciendo precios de compra por debajo del nivel de mercado. O lo que es peor, empresas como Gruma o Bimbo prefieren comprar en el extranjero sus materias primas porque les resultan más económicas.
Cuando nos preguntamos por qué es más económico comprar en el extranjero a pesar del flete, y no en territorio nacional, llegamos a las condiciones adversas de la economía nacional, como son las importaciones desordenadas o ilegales de diversos productos (fruto de la corrupción en aduanas dependientes de la Secretaría de Hacienda), altas tasas de interés en créditos agropecuarios (cuando éstos existen y están disponibles y no monopolizados por los secretarios estatales del ramo), falta de infraestructura y tecnología (pregúntese cuándo fue la última vez en que se desarrolló una caña de azúcar nacional, y respóndase que en la década de los 80 del siglo pasado), y sobre todo, altos costos de combustible y de transporte (en este punto nos preguntamos por qué no podemos aprovechar ser productores de petróleo, para apoyar nuestra economía con precios bajos de energía). Hay que añadir a esto la falta de seguros agrícolas asequibles a los productores. Y todo junto es una masa crítica en contra de la eficiencia del productor nacional, sobre todo cuando casi el 80 por ciento de los productores agrícolas poseen menos de cinco hectáreas.
En la zona centro del estado de Veracruz nos hemos olvidado de producir maíz, frijol, naranja y otros productos que eran tradicionales, por la falta de competitividad –salvo para autoconsumo. También vemos los estragos del manejo de oligopolios en los grandes compradores de caña de azúcar y café cereza u oro. Un mercado en el que hay muchos productores y muy pocos compradores, sin ningún control ni vigilancia por parte del gobierno que equilibre la relación entre los pocos poderosos y los muchos débiles.
Un botón basta de muestra: En Veracruz el desarrollo de la agroindustria del café “Veracruzano” (ya tiene denominación de origen), no ha recibido en varios años el mínimo apoyo por parte del gobierno federal o estatal. Un producto atacado por la plaga de roya que exige sustituir las plantas de café, pero cuya sustitución se ha manejado más con idea política y de control que en función de la eficiencia del productor. Falta de apoyos para adquisición de fertilizantes, tanto inorgánicos como orgánicos (hay que considerar que el café orgánico tiene una alta demanda y excelente precio a nivel mundial). Falta de créditos blandos y un seguro de precio de café que no ha funcionado porque la tecnología es muy difícil de aplicar en lugares donde no hay electricidad y mucho menos Internet.
Afirmo que los escasos apoyos se han manejado con criterios políticos, pues los líderes de algunas agrupaciones cafetaleras cobran a los propietarios de viveros hasta un 20 por ciento del valor de las plantas que venden al gobierno, con el pretexto de gastos de gestión. Y a los productores les entregan cantidades inferiores a las que sus vales indican. Pero los líderes son los que pueden negociar los beneficios para los productores de café o la venta de plantas para sustitución, y por ello son los que tienen la sartén por el mango, a ciencia y paciencia de autoridades estatales y delegados federales.
Así, los campesinos más pobres sufren una explotación adicional. Adicionalmente se sabe de muchos productores que no tienen toda su documentación de posesión de predios al día, y que por ello no reciben el apoyo de 500 pesos anuales por hectárea.
Si a esto le aunamos la falta de cultura de producción de café de calidad, y por ende la falta de cultura de consumo de café de calidad a nivel nacional, nos encontramos con una agroindustria con un enorme potencial de crecimiento, pero sin rumbo y sin apoyo real por parte del gobierno federal.
En la zona de Zongolica nos encontramos con enorme cantidad de cultivos, que son aprovechados por coyotes, en lugar de integrar cadenas productivas con el fin de que el productor obtenga mejores ingresos.
La conclusión es que la agroindustria del norte está avanzando a niveles del primer mundo, mientras que en la zona sur del país (que es la más fértil) todo es retraso, falta de apoyo y una verdadera desgracia.

www.josecobian.blogspot.com
miguelcobian@gmail.com
@jmcmex

Otras Entradas

Lo más visto