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Poner el crédito por favor
*Arturo Bermúdez, lucha titánica *Dignificar a la policía, encomiable *Cambio de imagen en la policía
2014-03-28 - 11:27
Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública en Veracruz, emprendió una labor más que titánica.
Meteórica.
Increíble.
Dignificar a la policía no es tarea fácil.
Sobre todo, con la inercia que traen de antaño.
Las costumbres son harto difíciles de depurar, contrarrestar, sobrepasar.
Y eso es lo que va, pian pianito, haciendo el secretario de Seguridad Pública en Veracruz.
Algo, realmente, encomiable.
Mire usted.
Bermúdez empezó por depurar a las policías.
Limpiarlas de lacras, de cánceres incrustados dentro de las corporaciones policiacas de Veracruz, que ya tenían añísimos estancadas.
Policías infiltradas por el narco, policías que no sólo cobraban y trabajaban para los capos veracruzanos, sino que hacían la labor de sicarios.
Policías que levantaban a ciudadanos e, incluso, a malos del bando adverso al que ellos estaban integrados.
Policías delincuentes, pues.
La labor no es fácil porque el secretario se topó con inercias que, incluso, pusieron en riesgo no sólo su vida, sino la de su familia.
No obstante, tomó al toro por los cuernos.
Lo mismo ha recibido intentos de presiones, y se dice intentos porque el secre no es pieza fácil de amedrentar, que una que otra oveja negra que se ha querido descarriar, porque la dignificación, el trabajo de Bermúdez, ha afectado sus intereses.
Y, aun con todo eso, sigue firme el hombre.
Arriba se dijo que la labor es encomiable no por adulación.
Me explico.
El pasado martes, en la Academia de Policía de El Lencero, el gobernador Javier Duarte atestiguó la graduación de 428 policías municipales acreditables.
Y ahí, a manera de reafirmación de la labor de la dignificación de la policía, los nuevos elementos realizaron algunas rutinas de defensa propia.
Lo que más llamó la atención fue el nuevo trato que empezaron a proporcionar ya los elementos de Tránsito y hasta los policías acreditables.
Antes figuraba el: “oríllese a la orilla”, el “qué, pues sólo que te pongas a mano conmigo te vas” o el “dame tu licencia y tu tarjeta de circulación”, así de golpe y porrazo era el trato.
Realmente un trato amenazante, prepotente, corruptor.
Hoy, de acuerdo con la escenificación que hicieron frente al gobernador, la situación es distinta.
Ya no se aprecia ese maltrato.
Esa falta de respeto y humanismo.
Ahora, el cambio es sorprendente.
Desde el altavoz, un agente policiaco te solicita estacionarte con excelentes modales, baja de su patrulla, se presenta por su nombre, da las buenas tardes, días o noches y le lee los artículos vigentes que el conductor está violando.
Si aun así el conductor, porque los hay, se pone rejego, el agente le solicita calma.
Al final, le desea lo mejor.
Cambios, son cambios radicales que un elemento policiaco jamás ha presentado ante la ciudadanía.
Desde siempre han estado acostumbrados a ver al ciudadano con cara de delincuente, hoy ha cambiado el asunto.
Y eso es bueno.

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