Mi madre leyó aquel oficio y su semblante cambió al color de la cera; buscó con su mano izquierda el descanso del sillón y se dejó caer de peso; su respiración se hizo agitada y sus ojos empezaron a divagar en círculos. El doctor dijo que estuvo al borde de un infarto.
Leí entonces la causa: Un oficio de la Subdelegación de Prestaciones del ISSSTE en el que se le informaba que en el año 2001 –¡Hace 13 años¡– había solicitado un préstamo de 7 mil pesos y que a la fecha adeudaba 24 mil 513 pesos y debía presentarse –el oficio era ahora amenazante– en las oficinas de la delegación con todos los talones de cheques que acreditaran su pago o bien a ajustar el modo en que debía reintegrar ese dinero.
Acudí con el oficio a la dirección de la delegación del ISSSTE, pero nadie pudo o quiso recibirme. Soberbios, nuevos funcionarios en los niveles medios de la delegación me miraron casi con ojos de burla y me informaron que si mi mamá no tenía los talones de cheques de aquellos remotos años que comprobaran su pago, tenía (casi me dijeron que a la de a huevo) que pagar de su pensión (miserable) la cuenta que, según ellos, debía.
No mostraron duda alguna de que pudieran haber sido ellos los del error de no haber asentado los pagos y mucho menos aceptaron que hubiese alguna falla en sus registros en las memorias de sus computadoras.
Se trataba de que pagara, y yá.
Para entonces mi madre había revuelto toda su casa en busca de papeles viejos y, ¡oh milagro!, encontró todos los talones de pago de los años 2001, 2002 y 2003 en los que constaba que SÍ HABÍA PAGADO LA CUENTA QUE AHORA LE QUERÍAN COBRAR.
Acudí con la licenciada Chagoya, a quien no había visto, y hay que decirlo, ¡QUÉ DIFERENCIA DE TRATO! Toda una dama y una servidora ejemplar, quien me atendió de la forma más amable y en unos minutos resolvió el problema, al constatar que efectivamente mi mamá había pagado su cuenta y debía absolutamente nada.
Sumamente indignada y triste, mi madre me había dictado el siguiente oficio que creo será el sentir de muchos otros jubilados que habrán recibido un oficio igual al de ella, poniendo en peligro su vida.
TODO POR EL AFÁN DE ESTE GOBIERNO DE SACAR Y ACUMULAR DINERO DE DONDE SEA Y EN CONTRA DE QUIEN SEA.