05 de Mayo de 2024
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El Caballero de la Política: Don Juan Maldonado Pereda
(Segunda parte)
2014-02-07 - 11:12
“El PRI tiene que cambiar sus métodos, pues su plataforma sigue siendo ideológica, congruente, histórica y real; el PRI perdió el rumbo en muchos aspectos, se deslindó de su responsabilidad pero comprendió que no era posible y ahora con este nuevo gobierno del siglo XXI tiene la oportunidad fundamental de cambiar su forma de actuación como la nominación de sus candidatos, eliminar ‘el cuatismo’, buscar los hombres más convenientes para gobernar con pasión y sostener la responsabilidad histórica”, señalaba Maldonado Pereda.
Pronunció diversos discursos ante presidentes de la república, entre otros Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid. En sus intervenciones ante el segundo afirmaba: “Nuestra conciencia es el mejor libro de moral revolucionaria que tenemos; su voz es tan delicada que es difícil sofocarla, pero tan pura compañera que es imposible desconocerla”.
Existe una anécdota de que en su última visita Echeverría escuchó el discurso de don Juan Maldonado, y al concluir su intervención el presidente, con lágrimas en los ojos, le dio un abrazo con mucha admiración y le expresó: “Juanito, lástima que me vaya”, y vuelto ante la mirada de los presentes, exclamó ante todos: “Mientras el licenciado Maldonado Pereda se inspira en los dioses griegos para sus discursos, aquí el alcalde electo y deportista Beto Ávila, se va a inspirar en el beisbolista Babe Ruth”.
Juan Maldonado fue fino en su vestir, culto y distinguido por su redacción; contó siempre con el don del ser y el ser en el don; combinaba las virtudes de la templanza, del respeto; nunca hablaba mal de nadie ni de sus adversarios; fue maestro de la conciliación, del diálogo; valoró a los periodistas, y de la amistad afirmaba que “se puede ser muy inteligente, se puede ser muy capaz, pero cuando no se es leal a los principios de la amistad, se carece de una esencia fundamental de la vida”.
En vida recibió un merecido homenaje de la Fundación Colosio, presidida por Juan Antonio Nemi Dib, en la que el maestro dio una cátedra de política.
Finalmente, como presintiendo los azares del destino, regresó a su natal ciudad del puerto de Veracruz, para partir. Enfermó y fue internado en la Beneficencia Española; hubo gente de las colonias del puerto de Veracruz que se acercaba a preguntar por la salud del licenciado; las noticias locales hablaban de Maldonado Pereda. Un joven taxista que llevaba un pasaje a la Beneficencia tomó del espejo retrovisor un rosario, del que quitó la cruz con Cristo, y manifestó: “Mis padres siempre me hablaron bien de don Juan Maldonado, sin conocerlo lo admiro; esto que tengo en las manos es muy apreciado por lo que significa para mí, es para el licenciado Maldonado”, y se la dio al pasajero que bajó del auto. Ésa fue la última lección del maestro: “las cosas más hermosas de un verdadero político las recibe de la gente humilde”. Cristo significa amor, perdón, resurrección y vida.
Finalmente el 25 de enero de 2013 don Juan tuvo su partida, acompañando a la familia en el funeral el senador Héctor Yunes Landa y Guillermo Herrera. Merecido, fue declarado en la sala de cabildo “El Caballero de la Política”, en el homenaje por parte del ayuntamiento en cuerpo presente, acompañado por el cabildo presidido por Carolina Gudiño, alcaldesa de Veracruz y la familia Maldonado Hernández, con su compañera de toda la vida, Ana María Hernández de Maldonado; su hijo, el diputado federal Fernando Maldonado Hernández, Anita, Juan, David y su nieta Daniela; presente, el secretario de Educación, Adolfo Mota, y un mensaje preciso de Antonio Vasquéz Figueroa: “Se va el político, pero queda su legado a la política; se va el funcionario, pero quedan sus lecciones; se va un gran veracruzano, pero pervive su amor por Veracruz; se va el hombre, permanece la sonrisa del amigo, su dignidad, su memoria, su ejemplo”. Presentes, políticos, ex alcaldes, jóvenes, sus amigos Bezale Berger, Joaquín de la Llave, Jaen Castillo y David Ovado Spíndola; también Flavino Ríos y Jorge Uscanga, ex alcaldes de Veracruz, y sus ex colaboradores Leticia Perlasca, Fernando Ruz, Luis Arturo, Salvador Ugalde, Manuel Caldelas, Villasana Delfín, Gómez Pelegrín, Rubén Darío Mendiola, Miguel Sosa, Guillermo Huerta, entre otros.
Posteriormente fue trasladado en cuerpo presente a la ciudad de México. Lo acompañó la clase política, los ex gobernadores de Veracruz Miguel Alemán y Fidel Herrera; su amigo del Foro Nacional de ex Legisladores del PRI, don Salomón Faz, un minuto de silencio en el Congreso de la Unión.
En uno de sus discursos habló de la vida: “Nuestra existencia no tiene más base que el presente que huye, amar a la vida es afrontarla, porque buena o mala, no tenemos otra aquí y ahora, y no es lícito dejarla encerrada ociosa en nuestro interior”.
Siempre amó a Veracruz, amó a México, y con cargo o sin cargo siempre fue: Don Juan Maldonado Pereda, “El Caballero de la Política”.


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