No recuerdo en mi vida haber vivido una elección tan intensa como la de ahora, supongo será por la magnitud, los seres humanos le tenemos miedo al cambio, es lógico se suscite cierta paranoia; sin embargo por estos días he optado por citar a Díaz Mirón, “No intentes convencerme de torpeza alguna con los delirios de tu mente loca”; y es que a raíz de la publicación de la encuesta del periódico Reforma, en donde dan un empate técnico entre los candidatos Miguel Ángel Yunes Márquez, de PAN-PRD-MC y Cuitláhuac García García Jimenez, de Movimiento Regeneración Nacional; todo mundo se volvió loco y empezó a hacer campaña personal whatsapera, incluso los priistas, a quienes ni mencionó Reforma.

Desde las 5 de la mañana, medio mundo empezó a mandar a mi celular las imágenes en donde aparecían los porcentajes de la encuesta que Reforma habría publicado; esto claro está acompañado de una verborrea infernal, haciendo unos análisis dignos de publicación posterior, en alguna memoria electoral del presente proceso ¡De gran sabor!; hubo quien me dijo que esa encuesta era la correcta, ¡Ya los alcanzó Cuitláhuac!, hubo quien me dijo además, que no, que en la encuesta real, García Jiménez va 16 puntos arriba de Yunes Márquez; y hubo quien hasta el gabinete de Cuitláhuac me enunció, con Zenyazen Garcia, Daniela Griego, Manuel Huerta, los hijos de Ahued, Amado Cruz, Erick Lagos y Luis Ángel Bravo incluidos.

También hubo priistas que me escribieron para aclararme que esa encuesta nada tenía que ver, ya que los habían puesto en un penoso tercer lugar con un 14 por ciento, ellos alegan que como la espuma habrían crecido y que esa encuesta estaba amañada y mal hecha; los panistas como los mariachis ¡Callaron!; y por supuesto el gremio periodístico tintineó más que de costumbre, hubo un muy venerable columnista, a quien aprecio y respeto mucho, que compartió conmigo casi a la media noche sus preferencias e inclinaciones partidistas, describiendo con mucho detalle las virtudes de su candidato y justificando la razón por la cual votaría como la vez pasada, otra vez por otro cambio; ¡Cada quien sus razones!, muy respetables sus razones.

La realidad es que me parece muy apresurado tanto runrún por una simple encuesta, que por muy puesta en las páginas de un importante diario nacional, no deja de ser el resultado de una serie de preguntas, que se hacen a muchas personas para reunir datos y tendencias sobre determinado candidato; esto es en un momento determinado e irrepetible, a través de diversos canales que pueden o no favorecer determinado resultado; si bien es cierto que las matemáticas son duras y exactas, las encuestas no lo son, para un matemático por ejemplo, la confiabilidad de una encuesta dependerá de la metodología, el muestreo y una serie de variables más.

Las encuestas le sirven al candidato y a su war room para valorar y definir estrategias de campaña, la encuestas para el candidato no es un boleto VIP a la silla gubernamental ni mucho menos; las encuestas para nosotros deberían de ser una tendencia de hacia donde van las preferencias electorales, no un puñado de dinamita que puesta por “salva sea a parte” nos echa a correr y enloquecer.

Con las encuestas, como con las redes sociales, los partidos nos han vuelto esclavos de su acción y nos han acaparado la atención; estas elecciones deberían de ser una fiesta democrática en donde los mexicanos ejerciéramos nuestro libre albedrío, hoy se han convertido en un infierno insufrible y polarizado en donde hasta el mas cuerdo saca su lado loco.

En lo personal me gustaría en mi país hubiera orden, transparencia, rendición de cuentas, respeto a la libertad de pensamiento, a los derechos humanos y honestidad; pero claro que he aprendido a aceptar que México es desordenado y folklórico, por supuesto que aspiro a que en un futuro por lo menos exista respeto a la libertad y a los derechos humanos, ya de la economía mi Mexiquito siempre ha estado jodido, no se sabe vivir de otro modo, ojalá no perdamos lo que hoy tenemos y este suplicio sirva para mejorar.

En fin queridos míos, el lunes vuelvo a la carga, bonito fin de semana.


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