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AMOR Y MANDAMIENTOS
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2018-05-04 - 18:26
Como el Padre me ama. En este día, 6 de mayo de 2018, celebramos el Sexto Domingo de Pascua, Ciclo B, en la liturgia de la Iglesia Católica. El pasaje evangélico de hoy es de San Juan (15, 9-17) el cual presenta la segunda parte de la alegoría de la vid y los sarmientos: “Jesús dijo a sus discípulos: ‘Como el Padre me ama, así losamoyo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría sea plena”. El amor mutuo se fundamenta en que tanto Jesús como los discípulos guardan los mandamientos y permanecen en el amor de quien es mayor que ellos. La alegría que se alude es el gozo de la salvación, la alegría del amor de Jesús y del amor del Padre que se concretizan en el gozo del amor fraterno.

El mandamiento de Jesús. El texto de Juan continúa así: “Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre”.Jesús, el Hijo de Dios, tiene el poder de ordenar mandamientos a sus discípulos y el principal de ellos es el mandamiento nuevo, el mandamiento del amor fraterno, basado en el amor que él mismo les ha demostrado. Este amor fructifica, se verifica y hace pasar de la servidumbre a la amistad gracias al cumplimiento de los mandamientos. El signo mayor de la amistad consiste en dar la vida, como lo hace Jesús al entregarse en la Cruz por sus amigos e incluso por toda la humanidad. Los discípulos ya habían sido testigos del amor de Jesús por sus amigos, al contemplar sus sentimientos y actitudes en la resurrección de su amigo Lázaro de Betania. El amigo tiene el privilegio y el derecho de conocer íntimamente a Jesús y a su Padre, mientras que al siervo no se le permite ese acceso.

Jesús es quien elige.El pasaje evangélico concluye así: “No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”. Como bien sabemos, los discípulos han sido escogidos para dar fruto, para dar testimonio de su fe mediante obras de amor fraterno. La iniciativa de la elección viene de lo alto y para realizar su misión cuentan con una fuerza invencible que es la oración dirigida al Padre, por medio de Jesús. Todo lo que pidan en nombre de Cristo, el Padre se los concederá. En la fe cristiana, sabemos que es Dios Padre, en su infinito amor, el que nos atrae para conocer a su Hijo Jesucristo y éste es quien nos elige para ser sus discípulos y misioneros. De esta manera,el amor que surge en nuestros corazones es sencillamente una respuesta al amor de Dios que nos ha amado primero, como afirma San Juan en su primera Carta. Ya no somos sus siervos sino sus queridos amigos porque conocemos bien quién es y cómo nos ama el Señor. Sabemos que él está con nosotros para que demos frutos de amor que duren siempre ya que nada ni nadie los podrá estropear. La misión que Dios nos confía consiste en conocer y aceptar su amor, corresponderle con nuestro propio amor y proclamar a muchas gentes lo maravilloso que es vivir en su amor. Es así como podemos cumplir el primer mandamiento del Decálogo y, sobre todo, el nuevo mandamiento de Jesús de amarnos los unos a los otros como él nos ha amado. Ser discípulos de Jesucristo es fundamentalmente un asunto de amor antes que algo doctrinal. A lo largo de los siglos, los cristianos hemos conocido conflictos, persecuciones, sufrimientos y martirios. Sin embargo, las principales motivaciones para perseverar en la fe han nacido de la certeza del amor que Dios Padre nos tiene, por su Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo.

+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa



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