VERACRUZ (México-EUM).- No siempre los errores demuestran el nivel del conocimiento o de la experiencia en materia política, económica y social, con frecuencia también caen en la reiteración accidental, premeditada o por ignorancia.
Tenemos a la mano tres casos en los que se vieron involucrados los presidentes Lázaro Cárdenas del Río, Luis Echeverría Álvarez y Enrique Peña Nieto.
Cárdenas del Río desató la expropiación legal a 17 compañías extranjeras dedicadas a la explotación petrolera
el 18 de marzo de 1938.
La determinación se debió a que las empresas rechazaron mejorar las condiciones sociales y económicas a obreros y empleados de acuerdo a su capacidad financiera.
El país no contaba con los suficientes recursos propios para enfrentar los procesos de extracción, producción, distribución y comercialización internacional del combustible.
El avalúo de la indemnización se hizo de acuerdo al costo de los bienes muebles e inmuebles, pero no sobre las estimaciones del petróleo del subsuelo.
Las empresas extranjeras bloquearon el país en la compra de productos, maquinaria y refacciones, necesarias para la extracción y procesamiento del combustible.
La presión extranjera obligó a México a la búsqueda de otros mercados en los que se encontraban Alemania e Italia.
Las empresas demandaron más de 440 millones de dólares en calidad de indemnización.
El país tenía el conocimiento y la experiencia de armar estallidos sociales, enfrentamientos revolucionarios y rebatingas internas, pero no el manejo de bloqueos de verdaderas y demoledoras potencias económicas a nivel mundial.
El segundo caso lo encontramos en el presidente Luis Echeverría Álvarez, cuando pretendía la secretaría de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El quedar bien con el bloque de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) y el de la Organización de los Países no Alineados a las potencias económicas, le impidió alcanzar el objetivo.
El considerar al sionismo como una forma de racismo, severas y preocupantes molestias a la comunidad judía internacional.
El diez de noviembre de 1975, México votó a favor de la Resolución 3379 de la Asamblea General de la ONU, que definió el sionismo como una forma de racismo y discriminación racial.
En menos de 72 horas, la comunidad judía radicada en los Estados Unidos de Norteamérica, declaró boicot turístico y económico al país.
La molestia aumentó de tono cuando Echeverría Álvarez, anunció la apertura de una oficina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en la ciudad de México.
El asunto le costaría el puesto al entonces secretario de Relaciones Exteriores, Emilio O. Rabasa, luego de viajar a Israel a pedir perdón por la ligereza presidencial.
Sin embargo, es el primer presidente en recibir dos órdenes de aprehensión por presunto genocidio y cumplir prisión domiciliaria por la matanza de estudiantes en 1968 y después en 1971.
El director general del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo, A.C. (CEESTEM), movía muy bien el huarache en los escenarios locales, pero demostró falta de colmillo en los frentes internacionales.
El tercer caso lo personifica el presidente Enrique Peña Nieto, gobierno que se ha caracterizado por la práctica sistemática de corrupción, impunidad y violaciones a los derechos humanos.
La imagen de Peña Nieto fue construída bajo los reflectores de la empresa Televisión Satelital, S. A. (TELEVISA), sin contar con un verdadero sustento en la base social del país.
Para quedar bien con el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald John Trump, extraditó a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, líder del Cártel de Sinaloa, el principal traficante de drogas en México y declara persona non grata al embajador de la República Popular Democrática de Corea del Norte, Kim Hyong Gil, debido a que su país realizó ensayos nucleares y lanzó misiles con tecnología balística de largo alcance.
Es evidente que las fallas de gobernar demuestran no sólo desconocimiento en la materia sino también inexperiencia en el arte de conducir la imagen de la nación a nivel mundial.
El retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha caído mal en el ánimo de la población y en los sectores reflexivos del país.
Se dió oportunidad de gobernar durante 72 años al PRI y doce al Partido Acción Nacional (PAN), período en el cual demostraron con bastante claridad y sobrada precisión de lo que son capaces de hacer por la república.
Justo es que ahora se busque otra alternativa, si no de excelencia, tampoco pésima, pero al menos de un nivel regular.
El exgobernador del estado de México, no contradijo en lo mínimo la tesis de Donald John Trump en el sentido de que al sur de su país viven “corruptos, delincuentes y violadores”. ¿Cómo la ve…?




Sólo para tus ojos . . .

El prestigiado periodista Abel Andrade Licona, exjefe de información del diario La Opinión, aplica las últimas pinceladas al proyecto Vanguardia, medio de comunicación que en breve circulará en la ciudad de Poza Rica, Ver.



carlos.lucioacosta@rocketmail.com



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