NO HA SIDO fácil, para Américo Zúñiga Martínez, construir su propio destino político.

Le ha costado, muy a pesar de ser hijo del reconocido maestro Guillermo Zúñiga Martínez, de amplia trayectoria en el servicio público, por lo cual, se habría pensado que tuviera, permanentemente, las puertas abiertas.

No, de ninguna manera, Américo, se tuvo que abrir camino en la política con sus propios esfuerzos, con sus conocimientos y su propio talento.

Hoy, cuando le faltan, aproximadamente nueve meses para concluir su mandato, se comienza el recuento y no precisamente, porque ya se vea la otra orilla del cuatrienio municipal, sino porque hay de por medio otros proyectos políticos, que por ahora, podrían ser, solamente personales, aunque bien se sabe que hay ojos que le miran para situarlo en otra dimensión política.

Pera ello, no se descarta que se analice y se tome en cuenta el respaldo de su obra.

Así, Américo, seguirá concretando, desde ahora, su porvenir político. Será cuestión de que las circunstancias, que también juegan su papel en la vida pública, le sean favorables.

Dentro del PRI, partido en el que ha militando siempre, ya lo están mirando, como ya lo comentamos, como el futuro candidato a la Senaduría de la República. No parece haber otro personaje más idóneo para este caso.

Cuenta, efectivamente, con el respaldo de su obra dentro del municipio de Xalapa, pero también habría que citar su experiencia que ha acumulado en otros menesteres de la política. Ha sido ya secretario del Trabajo y diputado local, posiciones que se suman, indiscutiblemente, a la que hoy desempeña todavía, con gran acierto y con grandes resultados.

Por eso nadie lo ve mal, lo que indica que las puertas de su partido estarán abiertas para una futura aspiración, la cual, hemos dicho, estaría precisamente, en la Senaduría de la República, puesto que desempeñaría con toda precisión, porque sabe lo que significa trabajar para todo el estado. Hay que recordar que por ser uno de los mejores alcaldes de México, se le ha conferido la responsabilidad de representar, no tan solo a los municipios de Veracruz, sino de México, y donde, como también se sabe, ha desarrollado una labor importante que lo ha puesto, precisamente, en el ámbito nacional e internacional.

Pertenece a las nuevas generaciones de políticos.

Es de los jóvenes que mejor se desenvuelve en el quehacer público, pero que no han comprado pleito con nadie, aunque se ha mostrado valiente y exigente ante el incumplimiento gubernamental con los municipios, a los cuales está obligado a defender. Aún así se han conducido con discreción política ha sabido aprovechar y valorar los momentos más importantes de su carrera política, para poder trascender.

Todo mundo sabe que, independientemente de los obstáculos gratuitos que suelen tenderse en el camino de un político reconocido, su tarea ha sido encaminada bien, respondiendo, eficazmente, al mandato popular, con el cual llegó a dos posiciones de carácter electoral, es decir, la diputación local y la alcaldía de Xalapa.

Y todo lo anterior, logrado con sabiduría, con enseñanza y ejemplos políticos que le vienen bien de su padre, un hombre al cual se le sigue respetando, como si estuviera vivo, sabiendo de antemano que ya se cumplen dos años de fallecido, este veintitrés de abril, que ya se aproxima.

Por lo tanto, a nueve meses de concluir su responsabilidad constitucional, como alcalde de Xalapa, la capital veracruzana, se inicia, prácticamente, la construcción de una nueva aspiración.

Y seguramente, ante esta apreciación, dirá que no, que no tiene, por ahora dicha aspiración, pero en el fondo, con el apoyo de los veracruzanos, tendrá que aceptar, nuevamente, el mandato popular.

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¿CUANTOS POLÍTICOS de hoy, de hace poco y otros que recientemente, es decir, en los últimos diez o doce años, fueron importantes funcionarios del gobierno estatal, pueden negar que no tienen cola que les pisen?

En un análisis, no exactamente apretado, se encontraría que quienes hoy afirman que los del pasado reciente o de otros sexenios no tan lejanos, se han enriquecido en el gobierno, saldrían mordiéndose la lengua.

La mayoría, la gran mayoría de servidores públicos, tienen en su haber una serie de pecados que no son simples. Todos han tenido la oportunidad de acceder a puestos de importancia y por lo tanto a presupuestos holgados de los cuales han tenido manera de ordeñarlos.

Pero, lo que pasa es que algunos se fueron con toda la leche, es decir, con casi todo el presupuesto, mientras que otros, apenas si se les han descubierto mansiones en lugares estratégicos del buen vivir.

Por eso extraña mucho al pueblo que todos los días se hable de los malos funcionarios gubernamentales, cuando quienes lo dicen, no tienen el sustento necesario ni el respaldo de la honestidad para exponer a otros. Todos, unos ayer y otros ahora, son responsables de lo que se les puso o se les pone en sus manos, para poder administrarlos.

Nadie, pues, o muy pocos, podrían tirar la primera piedra.

Solo el juicio popular, que aún no llega con exactitud, podría denunciar y castigar verdaderamente, a quienes han fallado, es decir, la mayoría de ellos.

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PARA RENATO ALARCÓN Guevara, dirigente estatal del PRI, es un enorme reto cumplir con las exigencias de los grupos internos que se disputan las candidaturas a las alcaldías.

Se le acusa de favorecer a personajes y cambiar las expectativas de triunfo electoral.

Por lo tanto, pocos quisieran estar en sus zapatos, más cuando el tricolor trabaja en cierta desventaja.

Alarcón Guevara, llega al PRI, en tiempos complejos y difíciles de digerir, sobre todo, por las contrariedades que se dan en estos momentos político electorales, donde internamente se dan traiciones, porque no todos pueden ser candidatos y entonces, la decisión que tendrá que quedar mal muchos.

De ahí que viene la amenaza de irse a otras siglas sin determinados aspirantes no obtienen la candidatura, como si de ellos dependiera, exactamente, el triunfo del partido.

Cosas que se ven en cada proceso electoral, donde el dirigente es acusado hasta de mirar sesgado, pero es justo recordar que en estos casos, no todos pueden resultar beneficiados. Se tiene que nominar a los mejores y los que tengan mayor arraigo popular. El PRI, no está para jugar a la política, sino de fortalecer su presencia, nuevamente, en el escenario estatal. Para esto, finalmente, esta Renato Alarcón Guevara.

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